No, no voy a hablarles de la pelíÂcula del mismo tíÂtulo realizada, en 1969, por Mel Stuart. Veamos.
Si la familia media española precisa de 24 años para liquidar su hipoteca, también media, que ha contraíÂdo para hacerse con la propiedad de una vivienda;
si el pago de las cuotas de una hipoteca media absorbe el 25% de la renta media mensual de un hogar español cuyos ingresos estén formados por más de un salario;
si el 80% de los activos de las familias españolas corresponden a inmuebles;
si el 43,6% de las familias españolas están endeudados;
si el 40% del salario medio es el porcentaje del salario medio mensual que se considera como el máximo que una familia debe dedicar al pago de sus créditos sin que entre en riesgo de insolvencia;
si el 3% de las familias españolas dedican al pago de sus créditos una cantidad que excede al 40% del salario medio que esas familias ingresan;
¿dónde estamos?.
Pues, estamos en un paíÂs y en un momento en el que casi la mitad de sus familias están endeudadas y van a estarlo durante un montonazo de años; en el que, a cambio de esa deuda, sus familias van a obtener unos bienes cuyo valor se ha multiplicado por tres en los últimos ocho años debido a unas fuerzas cuya dirección puede invertirse; en un paíÂs el que unos bienes cuyo valor se ha multiplicado por tres, constituyen más de las tres cuartas partes del valor de los activos de las familias de ese paíÂs; en el que tres familias de cada cien se encuentran en una situación cuyas finanzas pueden quebrar en cualquier momento.
No sé Uds. como lo ven, pero, algo asíÂ, lo único que no es, es sostenible, porque claro, si a todo lo dicho añadiésemos que el PIB per cápita español, hoy y ahora, fuese el que corresponde al Gran Ducado de Luxemburgo, las cosas seríÂan -e iban a ser- de otra manera, pero, como dice la canción "El jardíÂn prohibido", del intérprete Alex Bueno, "La vida es así no la he inventado yo".
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÂa IQS. Universidad Ramon Llull.