HabíÑ‚Âa una vez ...HabíÑ‚Âa una vez un lugar muy verde y montañoso bañado por un mar bravíÑ‚Âo; un lugar repleto de leyendas en el que sus habitantes vivíÑ‚Âan del campo, de la ganaderíÑ‚Âa y de la pesca. A finales del siglo XVIII, ese lugar comenzó a modificar su modo ancestral de vida, y la mineríÑ‚Âa no artesanal y una naciente industria comenzaron a introducirse en un tejido social dominado por una tradición caciquil sin, a penas, mentalidad burguesa.
Las actividades tradicionales rechinaron debido al choque cultural y a los cambios que los nuevos modos de hacer fueron produciendo, modificaciones que, de entrada, en muy poco beneficiaron a la reducida población del territorio.
A lo largo del siglo XIX y de gran parte del XX, unas incorrectas decisiones en la políÑ‚Âtica industrial del paíÑ‚Âs, junto a una pesada protección, catapultaron a la mineríÑ‚Âa y a la industria de ese lugar que continuó siendo gobernado siguiendo unas pautas cada vez más alejadas de las que aceleradamente se estaban imponiendo en el exterior del paíÑ‚Âs al que ese lugar pertenecíÑ‚Âa; asíÑ‚Â, su mineríÑ‚Âa carboníÑ‚Âfera continuó explotando unas vetas cuyo ancho ya no correspondíÑ‚Âa a los requerimientos de rentabilidad que las explotaciones de ese tipo debíÑ‚Âan cumplir, y su industria continuó, mayoritariamente, centrada en la producción de unos bienes metálicos con un proporcionalmente menor, con el transcurso del tiempo, valor añadido.
A medida que esa mineríÑ‚Âa y esa industria protegidas se fueron desarrollando, se fue produciendo el abandono de las actividades tradicionales, de tal modo que cuando el paíÑ‚Âs del que ese lugar formaba parte se integró en una agrupación económica internacional y la protección, necesariamente, tuvo que empezar a desaparecer, ni esa economíÑ‚Âa tradicional en gran medida abandonada, ni el turismo -fundamentalmente interior- que hacíÑ‚Âa treinta años habíÑ‚Âa comenzado a llegar a ese lugar, pudieron absorber la ingente masa de trabajadores que fue prejubilada y que se tradujo en un creciente número de hombres inactivos en edad laboral aunque con una muy elevada renta, en un acelerado abandono de casas y de propiedades, en la marcha hacia unos nuevos barrios edificados en los principales núcleos de población del lugar y en unas elevadas tasas de desempleo juvenil.
Ese lugar no es un lugar de ficción; ese lugar existe; su nombre es Asturias.
To be continued.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.