No, no voy a hablar de la pelíÑ‚Âcula que lleva por tíÑ‚Âtulo el mismo del de estas líÑ‚Âneas, un film magistral dirigido por Terri Gillian en 1985 y con el monstruo de Rober De Niro en el papel principal; ¿la recuerdan?. En un futuro con tintes retros, un burócrata intenta corregir un error del sistema -dictatorial- y por ello, se convierte en enemigo del Estado. Muy buena.
DecíÑ‚Âa que no voy a hablar de esa pelíÑ‚Âcula, pero casi. Brasil, como saben, lleva meses inmerso en una vorágine de denuncias de corrupción, acusaciones de corrupción, y hechos que están poniendo sobre la mesa la corrupción habida; ¿qué ha pasado/está pasando en Brasil?.
Brasil es un paíÑ‚Âs rico en el que la mitad de su población se encuentra sumida en la miseria (realmente, ¿es rico Brasil?); pero, a la vez, y tras décadas de dictadura, Brasil se convirtió hace años en una democracia. El conocido investigador Xavier Sala i Martin, en una clarificadora entrevista realizada en el año 2000 (El PaíÑ‚Âs del 9 de Agosto), dijo cosas como las siguientes: "La democracia es un bien de lujo, a medida que te haces rico compras libertad políÑ‚Âtica" y "Aunque los ricos se hagan más ricos, los pobres tienen que creer que son parte del fenómeno".
¿Ven lo que sucede en Brasil (y en muchíÑ‚Âsimos paíÑ‚Âses que adoptaron formalmente la democracia?. Como la democracia es muy cara, los paíÑ‚Âses pobres, o no adoptan ese sistema políÑ‚Âtico, o si lo adoptan, tienen que ?adaptarlo', máxime teniendo en cuenta que la mayoríÑ‚Âa de su población debe considerarse parte del sistema.
Ahora, por favor, no me pregunten qué sucede en los ricos.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.