No, no voy a hablar de la compañíÑ‚Âa que en su díÑ‚Âa revolucionó el mundo de los ordenadores personales y que hoy ha revolucionado el mercado de la música, tampoco de aquella compañíÑ‚Âa discográfica fundada por el más famoso grupo musical de todos los tiempos; voy a hacerlo de la fruta cuyo nombre utilizo para titular estas líÑ‚Âneas.
Me encantan las manzanas, ¿se lo habíÑ‚Âa dicho?, me gusta su sabor y su textura, su aroma; de unas clases más que de otras, pero bueno, eso es otra historia. Como tanto me gustan, el pasado sábado, cuando fui a dar mi paseo matutino y a adquirir mis periódicos, reparé en unas magníÑ‚Âficas manzanas Red Delicious que reposaban en su caja-estuche sobre el estante de una fruteríÑ‚Âa, y no me lo pensé dos veces: entré, tomé una bolsa y un guante desechable y en ella deposité las seis más grandes de la caja-estuche; pagué, llegué a mi casa, deposité mis seis tesoros sobre una mesa y me puse a meditar.
Por aquellas seis manzanas habíÑ‚Âa pagado 2,71 euros, lo que queríÑ‚Âa decir que, en términos medios, cada una de aquellas manzanas me habíÑ‚Âa costado 0,4517 euros, es decir, 75,15 unidades monetarias de las que habíÑ‚Âa antes de que empezase a circular el euro, y pensado asíÑ‚Â, en fríÑ‚Âo, me pareció una exageración y mi mentalidad de economista me llevó a preguntarme por la justificación de tal precio.
Antaño, la fruta se vendíÑ‚Âa en cajas grandes confeccionadas con listones de madera; estaba, en la mayoríÑ‚Âa de las ocasiones, sucia y en muchas otras mostraba golpes; y casi siempre en la misma caja, en caótica convivencia, coexistíÑ‚Âan grandes tamaños con ridíÑ‚Âculos calibres. Hoy, todo es muy distinto. Las frutas, procedentes de todos los rincones del planeta, parecen gemas que, inmaculadas, homogéneas y relucientes, son expuestas en estuches-joyeros.
AhíÑ‚Â, junto a la intermediación que envuelve el mundo de las frutas y de las verduras, se encuentra el valor añadido adicional que justifica esos precios de excepción. AhíÑ‚Â, porque el sabor y el aroma de las manzanas de antes eran infinitamente mejores que las de ahora; de verdad; se lo dice un experto en manzanas.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.