Existe un paíÑ‚Âs en el que, desde hace casi setenta años, lo que antes se denominaba ?el empresariado', el Estado y lo que antaño se denominó ?el poder obrero' conviven en armoníÑ‚Âa (últimamente, más menos que más, pero bueno); ese paíÑ‚Âs es Suecia.
En 1939, en Suecia, se cerró un acuerdo a tres bandas según el cual el sindicato LO pasó a desempeñar un poder muy superior al que ya teníÑ‚Âa, debido a que se convirtió en firmante de un pacto y en garante de su cumplimiento; al igual que los otros dos firmantes: la burguesíÑ‚Âa y el Estado; en otra ocasión ya hemos hablado en lacartadelabolsa de los acuerdos de Saltsjobaden. Era otra época y eran otros tiempos. Hoy, en USA, los sindicatos están de capacaida, como en otros paíÑ‚Âses.
Las agrupaciones sindicales de trabajadores tuvieron su época en los 60, no antes. El movimiento obrero de finales del siglo XIX y principios del XX, a pesar de su combatividad, tan sólo obtuvo avances en la situación de la clase obrera cuando la burguesíÑ‚Âa consideró procedente concederlos, y ello sucedió cuando la productividad comenzó a crecer de forma ostensible. En los 60, en plena Guerra FríÑ‚Âa, con el crecimiento disparado en todo el mundo y con un capitalismo que lo que más necesitaba era estabilidad, el poder sindical creció y con él las mejoras laborales de sus afiliados; pero todo eso acabó.
El sindicalismo en USA, a pesar de lo que tradicionalmente se piensa, siempre ha sido muy, muy combativo (¿saben Uds. de algún paíÑ‚Âs europeo en el que los sindicatos hayan paralizado todos los puertos de toda una zona, en USA lo hicieron: en el 2002 los sindicatos de estibadores paralizaron todos los puertos de la costa del PacíÑ‚Âfico), pero su combatividad ha estado centrada, exclusivamente, en temas económicos, sin meter ni una sola brizna de políÑ‚Âtica en sus reivindicaciones. Pero hoy la postglobalidad ha eliminado la necesidad para el sistema económico de las agrupaciones sindicales: antes, el sistema precisaba tener agrupado al factor trabajo, hoy precisa tenerlo disgregado a fin de tomar, flexiblemente, los trozos de trabajo que en cada momento necesita.
USA es el lugar donde antes se ha puesto de manifiesto este proceso, debido a dos hechos: 1) es el paíÑ‚Âs que inventó la actual nueva forma de hacer las cosas y, 2) USA se formó movida por la fuerza de la individualidad concretizada en el llamado "espíÑ‚Âritu de frontera". La competencia es el ingrediente básico del modelo USA -"avance a toda máquina aunque revienten las calderas"-, más ahora, mucho más mañana; en un escenario como ese, ¿qué sentido tiene la agrupación de un factor, del trabajo, cuya necesidad, como bloque, es, y más va a serlo, decreciente?.
Tomen nota, pero no olviden el refrán: "Donde no hay harina, todo es mohíÑ‚Âna".
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.