Hace años, muchos, el Dr. Jiménez de Parga, definió, en una de sus clases, la Democracia como la tiraníÑ‚Âa de los demócratas. No es mi intención entrar en lacartadelabolsa en disquisiciones metafíÑ‚Âsicas sobre lo acertado -entonces y ahora- de la definición; tampoco sobre el contexto en el que estas palabras fueron pronunciadas; mi intención ha sido, tan sólo, recordarlas como introducción a lo que sigue.
¡Yo fumo!; ¡síÑ‚Â!, fumo, porque me gusta, me relaja y me ayuda a pensar; ahora mismo, mientras escribo estas líÑ‚Âneas estoy fumando un cigarrillo, de una marca alemana, para más señas; y me está sabiendo bueníÑ‚Âsimo. Algunos de quienes me conocen dicen que soy un buen profesional (creo que quienes me quieren pueden exagerar); yo, creo que me queda un largo camino de mejora, pero me siento satisfecho con el trecho hasta ahora recorrido, sin embargo, aunque la Organización Mundial de la Salud creyese que profesionalmente encajaríÑ‚Âa en uno de sus puestos, jamás me contrataríÑ‚Âa; Uds. saben el motivo: fumo.
Llevamos
tiempo adentrándonos en un terreno en el que ?lo políÑ‚Âticamente
correcto' está desplazando a la lógica más elemental. En los años 80,
en el colmo del paroxismo integrador, fue declarado ?not politically
correct' el pedir en un bar, en Londres, un ?black coffee'; ¡por
favor!, ¿y luego hablamos de fundamentalismos?.
En
el reino va a entrar en vigor una ley sobre el ?uso del tabaco'
draconiana, con prohibiciones, limitaciones y multas; ¿alguien ha
analizado -en el reino- las consecuencias que la ley va a tener?.
Pregunto si en el reino alguien lo ha analizado, porque en otros
lugares síÑ‚Â lo han hecho.
En
Suecia, un instituto de estudios ha elaborado un informe en el que se ha
analizado la pérdida de productividad que ocasionará una ley que
prohiba fumar en el entorno laboral; pues bien, a nivel medio, tal
pérdida oscilará entre los 4.000 y los 12.000 euros por persona y año,
dependiendo del entorno, del puesto y del tipo de trabajo y de las
limitaciones impuestas; repito, entre 4.000 y 12.000 euros.
En
este paíÑ‚Âs no sabemos hacer las cosas de otra manera: de la ?barra
libre' pasamos a ?cerrar el bar'. Ahora toca esto, mañana tocará otra
cosa. ¿No tendrá algo que ver esta forma de ser en el hecho de que asíÑ‚Â
nos vayan las cosas?; es decir, el ?asíÑ‚Â le va' ese que tan alegremente
decimos, pero aplicado a nosotros mismos: ?asíÑ‚Â nos va'.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.