La Carta de la Bolsa Imprimir Artí­culo

TIPOS, LLEGA LA MARABUNTA

Lunes, 21 de Marzo de 2005 Moisés Romero

{mosimage}Nubes y nubes de hormigas migratorias devoran todo lo comestible que encuentran en su camino. Es la marabunta. Por acepción, el término define a un conjunto de gente muy alborotada y tumultuosa. La excitación se combina con el pánico, en todos los supuestos. En la Bolsa, la marabunta lleva el sello alcista de los tipos de interés que vienen de Estados Unidos, que por contagio, arrastrarán al resto de las principales economí­as del mundo. Tanto ruido provoca desazón y asusta a muchos participantes en el mercado. La historia, no obstante, ya estaba escrita. Conviene guardar las formas y no perder la calma. Mañana se reúne el Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal.

Conforme ha pasado el tiempo y se ha acercado la Reunión del Comité de Mercados Abiertos de la Reserva Federal los mercados financieros han perdido el Norte. Las Bolsas cambian de humor de manera súbita. Tan pronto descuentan subidas de tipos de interés mucho más fuertes de las previstas como hacen lo contrario, se relajan y consideran que el alza será progresiva, pero pausada. Ejemplo de esta pérdida de orientación, fruto del miedo al futuro que viene más que otra cosa, se encuentra en el comportamiento de los bonos a 10 años.

Hace apenas tres semanas, los bonos del mundo entero padecí­an una especial sordera. Las Bolsas subí­an entonces alentadas por mejores expectativas de crecimiento económico, que determinarí­an subidas en los tipos de interés. Los bonos a 10 bajaban de la rentabilidad del 4%, porque el mercado descontaba que habí­a sólo un 50% de posibilidades de subida de tipos en marzo. Tres semanas después, se descuenta un 100% de subida de los tipos de interés. En esta vorágine se cotiza, también, la probabilidad en un 56% de otro nuevo alza en junio, cuando la apuesta para este plazo era de sólo el 15% hace tres  semanas. Los principales bonos del mundo han registrado, en tan corto periodo de tiempo, fuertes caí­das de precios (alzas de las rentabilidades) y ocasionado trasvases rápidos desde unos mercados (acciones) a otros (renta fija).

El paseo por las cifras apuntadas refleja bien la intranquilidad y el miedo que los gestores e inversores tienen al devenir de los tipos de interés influí­dos por la vieja máxima de que a subidas de los tipos de interés se corresponden caí­das de la Bolsa, y al revés. La historia demuestra que la renta variable se comporta bien con tipos altos siempre que éstos se correspondan con crecimientos económicos vigorosos. Sólo en el corto plazo, que puede ser el caso actual, divagan y pierden la orientación.

La evolución de las Bolsa va a depender, por tanto, de la estratégica dialéctica que emplee la Reserva Federal para defender lo que es ya irreversible, la continuidad de la tendencia alcista de los tipos de interés. No resultan gratificantes, así­, manifestaciones como ésta: "más pronto que tarde la Fed podrí­a eliminar las palabras de mesurado o acomodaticia en sus comunicados tras un FOMC". Lo dijo Guynn hace unos dí­as y puso el mercado patas arriba. Según Guynn no estarí­amos ya muy lejos de los tipos de interés neutrales, que todo el mundo sabe ya se sitúan en la banda del 4%-4,5%, es decir, queda aún camino al alza.

Hay más. Por ejemplo, la advertencia reciente de otro miembro de la Fed, Gramlich, al valorar que una excesiva lentitud en el proceso de normalización de los tipos de interés podrí­a crear más liquidez de la necesaria. Gramlich también reconoció que en este momento existen riesgos en uno u otro sentido sobre la inflación, tras admitir el escaso impacto de la subida de los precios del crudo y caí­da del dólar. También, se ha mostrado partidario de defender la credibilidad de la polí­tica monetaria de la Fed sobre la inflación, advirtiendo al mismo tiempo de la posibilidad de que el mantenimiento de tipos de interés bajos haya generado riesgos en el mercado hipotecario en los últimos años.

Todo muy claro. El curso de los mercados está en manos del márketing de la Fed, por enésima vez. Lo normal es que trate de tranquilizar a las fieras.

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