Menos ?horas de trabajo efectivo' supone un menor Ingreso Nacional, es decir, un menor Consumo Privado, un menor Ahorro Privado, una menor recaudación tributaria y, como consecuencia, un menor Consumo Público y un menor Ahorro Nacional, lo que tenderíÑ‚Âa a suceder en todos los paíÑ‚Âses debido al mimetismo postglobal. En ese escenario, el Comercio Internacional decreceríÑ‚Âa debido a que todos los paíÑ‚Âses se veríÑ‚Âan afectados por idénticas consecuencias. En resumen, una doble realidad de subconsumo e infraproducción que el entorno postglobal amplificaríÑ‚Âa.
Lo anterior es conocido por los rectores de la políÑ‚Âtica económica de Europa y por los presidentes de las grandes instituciones internacionales, pero a eso, estas mismas personas, oponen recetas basadas en la época anterior: moderar incrementos salariales, reducir gastos sociales, abaratar el despido, bajar impuestos, ... en la creencia de que, haciendo lo propuesto, será posible mantener, adaptado, el esquema de funcionamiento actual, cuando lo cierto, e independientemente de la justificación social que estas medidas puedan tener, es que serán inoperantes porque el problema es otro: sobra población, no falta actividad: la tecnologíÑ‚Âa es capaz de generar la producción que en cada momento sea precisa, pero para ello el proceso productivo cada vez necesita menos horas de trabajo, es decir, menos trabajadores, de momento, alemanes o españoles; mañana, chinos o mexicanos.
Esta tendencia es conocida, de ahíÑ‚Â que ya se estén diseñando sistemas para implantar, a nivel mundial, un subsidio de subsistencia, una cantidad de dinero míÑ‚Ânima que toda persona recibiríÑ‚Âa por el mero hecho de haber nacido; ¿el motivo?, que la mayoríÑ‚Âa de la población mundial no va a ser necesaria, ni desde el enfoque productivo, ni desde el consuntivo; por pura lógica, la implantación de algo parecido al comentado subsidio deberíÑ‚Âa ir acompañada de un control demográfico (!). (Por cierto, uno de los mayores expertos mundiales en este tema del subsidio de subsistencia es un profesor en la Universidad de Barcelona).
No obstante, en Hampton Court las cosas han sido planteadas de otra manera. El new labour de Tony Blair y Gordon Brown es el que más se está aproximando al análisis real, pero yerra al hablar de que habríÑ‚Âa que reducir los importes de la PAC o revisar el modelo de protección social; el asunto es muchíÑ‚Âsimo más complejo -e infinitamente más amplio- porque afecta a la esencia de lo que es el sistema económico en el que nos llevamos moviendo desde hace un par de siglos y, como consecuencia de ello, afecta a la población en su conjunto.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.