Bueno, desde hace unas semanas, ya tenemos Gobierno en Alemania; una gran coalición entre dos partidos políÑ‚Âticos que, en teoríÑ‚Âa y aunque ya gobernaron coaligados, tienen bastante poco en común. Si viajásemos a 1880 y le explicásemos a Otto von Bismarck que 125 años después Alemania iba a tener un Gobierno de esas caracteríÑ‚Âsticas, y a pesar del espíÑ‚Âritu tremendamente práctico del canciller de hierro, estoy convencido de que le costaríÑ‚Âa bastante entenderlo.
Esta Gran Coalición ya ha diseñado lo que van a ser sus prioridades y su políÑ‚Âtica de gobierno, prioridades y políÑ‚Âtica que pasan olíÑ‚Âmpicamente de lo que los programas electorales decíÑ‚Âan, de lo que decíÑ‚Âa, tanto la CDU como el SPD. Curioso, ¿no?, ¿o tal vez no sea tan curioso?.
Básicamente su prioridad es reducir el déficit público; resumidas -Uds. las conocen-, sus medidas pasan por aumentar tres puntos el tipo del IVA; aumentar, también tres puntos, el tipo máximo del impuesto sobre las renta personal para solteros y casados con ingresos anuales superiores a los 250m y a los 500m euros; retrasar, a partir del 2012, en dos años la edad de jubilación a fin de que la medida se halle totalmente operativa en el 2035; congelar las pensiones de jubilación, al menos hasta el 2009; aumentar en cuatro décimas la cotización de jubilación; implantar el despido flexible para las nuevas contrataciones y reducir o suprimir muchas de las actuales deducciones de la base imponible de varios impuestos; eso lo ya acordado, en otros puntos se irán poniendo de acuerdo sobre la marcha.
En el reino se seguieron con gran despliegue de medios las negociaciones entre los dos partidos, las declaraciones de los políÑ‚Âticos de ambos partidos, lo que opinaba el electorado; pero se ha dedicado escasa atención a las medidas que la coalición va a ir implantando; y se ha hecho mal dedicando a tal tema tan poca atención, porque el paíÑ‚Âs del Rhin es un muy buen espejo en el que el Reino de España debe mirarse porque, desde el siglo XVI, grandes han sido las vinculaciones entre los dos paíÑ‚Âses.
Durante dos siglos España tuvo jefes de estado por cuyas venas corríÑ‚Âa sangre alemana; durante los dos siglos siguientes las influencias alemanas calaron en filósofos, estadistas, técnicos y cientíÑ‚Âficos del reino; en gran medida, el régimen imperante en el paíÑ‚Âs durante los 36 años siguientes a la Guerra Civil tuvo influencia alemana, y, por lo que se dice, uno de los últimos presidentes de Gobierno del reino fue apadrinado por un renombrado políÑ‚Âtico alemán.
Insisto: no perdamos de vista las medidas económicas que en Alemania van a ir siendo aplicadas en los próximos meses; tal vez las veamos reproducidas aquíÑ‚Â a no mucho tardar.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.