Uds., que me siguen, recordarán las cosas que sobre China les he estado contando en las tres entregas anteriores, entregas que han sido posibles gracias a las informaciones que amablemente me ha ido transmitiendo mi antiguo alumno nacido en Hong Kong. En las anteriores entregas, nos ocupamos de la realidad china desde, básicamente, el lado de la demanda, en ésta vamos a abordar la realidad china desde el lado de la oferta. No se pierdan detalle porque si lo anterior les interesó, esto les interesará aún más.
De entrada: ¿por qué se van muchas compañíÑ‚Âas a China?. Mi antiguo alumno, en su tarea de consulting y asesoramiento a empresas que están considerando irse a China, ha detectado dos tipos de posturas: 1) compañíÑ‚Âas que deciden invertir en China construyendo, al menos, una planta a fin de fabricar bienes que luego reenviarán a otros lugares, y 2) compañíÑ‚Âas que llegan a acuerdos con empresas chinas a fin de que les fabriquen bienes que las ordenantes necesitan.
El concepto de ?deslocalización', aunque se utiliza indiscriminadamente en todos los casos en los que se produce una ?salida de producción' desde un paíÑ‚Âs -o desde una zona de un paíÑ‚Âs- debe, en realidad, ser aplicado, tan sólo, al caso 1; pues bien, el número de compañíÑ‚Âas españolas que asíÑ‚Â operan es míÑ‚Ânimo (más adelante veremos el motivo). Las que síÑ‚Â deciden realizar una inversión directa en China, se dividen en uno de estos dos grupos: a) las que su inversión en China supone el cierre de su, o de sus, plantas en el reino, y b) aquéllas que en su instalación en China trasladan una parte de la producción que obteníÑ‚Âan en España.
Su conocimiento de la realidad china ha llevado a mi antiguo alumno a una conclusión: las empresas de USA y de Japón que deciden irse a China se encuadran, en su gran mayoríÑ‚Âa, en el grupo 1; por el contrario, las de la UE que se van a China pertenecen, en su gran mayoríÑ‚Âa, al grupo 2.
Mi antiguo alumno y amigo es taxativo: el modo, no sólo correcto, si no idóneo de operar en China es invirtiendo en el paíÑ‚Âs; lo mejor, construyendo una planta de fabricación; lo menos malo, construyendo un almacén regulador en el caso de que se decida contratar producciones con empresas chinas; pero, PERO, A) jamás clausurando el 100% de las plantas o líÑ‚Âneas en el paíÑ‚Âs de origen, y B) controlando con personal de la compañíÑ‚Âa inversora la mayoríÑ‚Âa de las actividades desarrolladas en la planta china y la totalidad de las que tengan lugar en el almacén regulador
En otras palabras: irse a China debe ser una herramienta, nunca un fin en síÑ‚Â mismo.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.