Jueves, 30 de Marzo de 2006
Moisés Romero
{mosimage}Bernanke, el nuevo presidente de la Reserva
Federal de Estados Unidos, sigue los pasos del maestro Alan Greenspan,
con la mirada puesta en la voladura controlada de las dos grandes
burbujas que atenazan los mercados financieros desde hace tiempo, la de
los bonos y la inmobiliaria. Por eso, no ha dicho punto final a la
subida de los tipos de interés y ha dejado las puertas abiertas a
nuevas alzas. Hay palos de ciego entre bastidores bursátiles a raíÑ‚Âz de
este evento, que es lo que siempre sucede en el más corto plazo, máxime
en un momento en que los principales indicadores están en los niveles
más altos de los últimos cuatro años y medio. El análisis, no obstante,
conviene centrarlo a más largo plazo. Quizá todo no sea tan negativo.
Hay que huir de la miopíÑ‚Âa para que ésta no se convierta en ceguera.
Normal que exista desazón y que muchos indicadores zozobren
tras las últimas referencias económicas tanto en Estados Unidos como en
la eurozona. AllíÑ‚Â se advierten excesos de confianza entre los
consumidores, según las últimas encuestas, y aquíÑ‚Â, la vieja y oxidada
locomotora alemana echa humo por el tubo de escape, como señal de que
arranca por fin.
La traducción de ambos fenómenos es que los tipos de interés subirán en las dos áreas de influencia económica
y, lo que es más importante, que no se atisba la llegada al punto final
de ese ciclo. Una vez más habrá que recurrir a lo que los grandes
expertos denominan nivel de neutralidad histórica. Para los tipos de
interés en Estados Unidos, éste se encuentra entre el 5% y el 5,5%
mientras en la zona euro se ubica en el 4%, siempre según cálculos
teóricos que no tienen por qué ajustarse a la realidad.
Como saben muy bien los grandes estrategas, lo peor no es que suban los tipos, lo que más daña el fondo de las Bolsas es la expectativa de nuevas subidas.
Es la espada de Damocles que atemoriza a muchos, coarta a la mayoríÑ‚Âa y
no deja faenar con soltura a los que acaban de incorporarse al mercado.
La lectura que los más fríÑ‚Âos hacen a medio y largo plazo es, no obstante, la contraria y recuerdan que los mercados suelen desenvolverse bien en una coyuntura alcista de los tipos de interés si ésta,
como parece suceder ahora, obedece a un crecimiento económico y de
inflación mayor de lo esperado junto con una mejora de los excedentes
empresariales. Crecimiento económico y buenos resultados son magníÑ‚Âficos
aliados.
Por eso, los más avezados están prestos para faenar en las aguas turbulentas
que recorren los mercados en los últimos díÑ‚Âas para aprovechar los desvaríÑ‚Âos y desmanes en valores con buenos fundamentos. Las
sobrerreacciones nunca son buenas, ni al alza ni a la baja y ahora
parece que llega un momento de agitación especial. Conviene, por tanto, curar la miopíÑ‚Âa para que no termine en ceguera.
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