Si van Uds. a Google y en la ventana de búsqueda escriben "Turismo Sexual" van a aparecerles más de 317.000 referencias al margen de las ventanas publicitarias explíÑ‚Âcitas que se les mostrarán a la derecha. ¿Qué quiere esto decir?, pues que ese tipo de turismo, digámoslo asíÑ‚Â, genera mucha información.
Habitualmente, cuando se piensa en turismo sexual, viene a la memoria todo lo que se ha leíÑ‚Âdo sobre la explotación sexual a la que, en paíÑ‚Âses como Tailandia, se somete a niñas, a niños y a adolescentes a fin de satisfacer los requerimientos sexuales de turistas -en gran medida occidentales- que hasta esos paíÑ‚Âses viajan en tours organizados por agencias, también, en su gran mayoríÑ‚Âa, occidentales, y cierto, eso es turismo sexual, sin embargo, existe otro turismo sexual del que nada, o muy poco, se habla. Un turismo sexual que se practica aquíÑ‚Â al lado: en el mismo Reino de España.
En la costa catalana existe una localidad hoy convertida en un amasijo de urbanizaciones residenciales, con más de 50.000 personas empadronadas, nacida a partir de una aldea dispersa que en la década de los 80 del 1700 contaba con menos de 500 habitantes, y que en la década de los 60 del pasado siglo comenzó a albergar apartamentos de fin de semana y de verano, asíÑ‚Â como un nutrido número de campings.
Esa localidad es hoy un municipio que, entre otras caracteríÑ‚Âsticas, cuenta con varios de los mayores y mejor preparados establecimientos de Europa para practicar sexo de pago; establecimientos en los que, bajo la fórmula de hotel, se alquilan habitaciones a señoritas a fin de que lleven a cabo su profesión de forma conveniente.
Pues bien, a esos lugares sitos en esa localidad, y desde distintos lugares de la UE, se organizan viajes cuyo objetivo fundamental -o único- es el mantenimiento de relaciones sexuales, viajes en los que todo se halla perfectamente organizado, hasta el transporte desde el lugar de residencia en el reino hasta esos hoteles de sexo; y no, por favor, que nadie piense ni que estoy a favor, ni en contra, de la existencia de esos burdeles camuflados; mi objetivo, hoy, es otro muy distinto.
Si en España, la que está calificada como "la octava economíÑ‚Âa del mundo"; si en Cataluña, región que, prácticamente, genera el 19% del PIB del reino; si parte del turismo, un subsector que ocupa a más del 12% de la población activa del paíÑ‚Âs, está siendo atraíÑ‚Âdo y recibiendo con el objetivo de que realicen una actividad vacacional, en Cataluña, en España, de un tipo semejante a esas a las que más arriba me referíÑ‚Âa, algo malo -y no me refiero a nada ?malo' desde un aspecto ético- está sucediendo con parte del turismo que está viniendo al reino.
A la venta de cerveza por metros, a la oferta de peleas con unidades de los diferentes cuerpos de las diversas policíÑ‚Âas españolas, a la barra libre en cuanto a desmedre total, estamos ahora uniendo el turismo sexual. Lo que decíÑ‚Âa: algo, y no bueno, está sucediendo con el turismo que está viniendo al reino.
Santiago Niño Becerra. catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.
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