Parece que algo se mueve en el reino: tras la
publicación de los datos correspondientes al empleo relativos al primer
trimestre del año en curso, y por vez primera, he leíÑ‚Âdo una frase
¿sintomática?: "La economíÑ‚Âa española no logra crear el empleo
suficiente"; y otra más: "La economíÑ‚Âa española (...) es incapaz de
absorber toda la nueva mano de obra". (El PaíÑ‚Âs 29.04.2006, ambas).
Vayamos al final. En el reino, a 31 de marzo y con respecto al 31 de diciembre del 2005, estaban ocupadas 108.200 personas procedentes del exterior y habíÑ‚Âan perdido su empleo 22.300 españolas, es decir, fueron creados 85.900 empleos, pero como la población activa aumentó en 180.400 personas -españolas o extranjeras-, el resultado final son 94.500 personas más engrosando la población desocupada que ya alcanza 1.935.800 personas, el 9,07% de la población activa. Juntando este párrafo y el anterior, tenemos lo siguiente.
España crea empleo -sin entrar en detalles sobre su calidad ni en si es subempleo, o no-, pero es incapaz de crear suficientes puestos de trabajo para absorber los incrementos de la población activa que se van produciendo, en otras palabras, en España, cuanta más gente quiera trabajar, más elevada será la tasa de desempleo (repito, sin entrar a analizar la calidad del empleo creado).
Pero España tiene, históricamente, una tasa de actividad menor que la de muchos paíÑ‚Âses europeos -y que la de USA-, por lo que deberíÑ‚Âa aumentarla debido a que ello es un signo de, a) pujanza económica del paíÑ‚Âs, y b) conciencia económica. (Últimamente se está considerando que el aumento de la tasa de actividad también puede estar indicando insuficiencia de las rentas de las familias que obligaríÑ‚Âan a miembros de éstas que no trabajaban, a hacerlo, cosa que ya está sucediendo en USA).
A la vez, la productividad por hora efectivamente trabajada de la población ocupada española es reducida, porque lo que produce esa población ocupada es de bajo valor añadido, porque su nivel de cualificación es inadecuado, porque el nivel de inversión es insuficiente.
Es decir, en el Reino de España más personas deberíÑ‚Âan querer trabajar y estar en el mercado de trabajo, pero la economíÑ‚Âa española, ni puede ocupar a las que ya se están incorporando, ni podríÑ‚Âa ocupar a las más que se incorporaran y, aunque lo haga o hiciese, en las condiciones actuales, la productividad, no sólo no mejoraríÑ‚Âa si no, incluso, puede que decayese al emplear a menos cualificados en puestos tecnológicamente infradotados para producir bienes de menor valor añadido.
El Sr. Miguel Arias Cañete, secretario ejecutivo de EconomíÑ‚Âa y Empleo del PP, ante las cifras del empleo del primer trimestre manifestó: "Se está marcando un cambio de tendencia en el mercado de trabajo" (en el mismo ejemplar de El PaíÑ‚Âs antes citado). Incorrecto, Sr. Arias Cañete: la tendencia esa a la que Ud. se refiere, lleva siglos instalada en la estructura económica española, lo que sucede es que, según las épocas ha adoptado manifestaciones diferentes.
En lo tocante al empleo -y en otras cosas-, España ha sido como ha sido, es como es, y podemos suponer, que asíÑ‚Â continuará siendo.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.