Hay un movimiento en ciernes que emana del conocimiento, de la cultura que algunos participantes en el mercado tienen de las compañías cotizadas; de sus participaciones relevantes; de los dueños reales; de los que mandan, pero no tienen acciones; de los que cobran minutas, pero no tienen representación y, en fin, de las compañías que están en el filo de la navaja de la nueva legislación que llega en materia de opas.
Una empresa estará obligada a lanzar una oferta pública de adquisición de acciones (OPA) por el 100% de otra sociedad cuando alcance al menos un 30% de sus derechos de voto, con lo que se rebajará así el límite actual, establecido en el 50%. Así lo establecerá la nueva normativa de OPAs que se introducirá a través de un anteproyecto de ley de reforma de la Ley del Mercado de Valores de 1998.
Este texto legal, con el que se traspone la directiva comunitaria en la materia, se prevé que esté en vigor a comienzos de 2007. La nueva regulación eliminará también la obligación de formular OPAs a la totalidad en función del nombramiento de un determinado número de consejeros en una empresa, pero mantiene las ofertas públicas de adquisición parciales con carácter voluntario.
Entre las novedades de la normativa destaca también el derecho de compra y venta forzosa por el que una empresa que tras una OPA sobre el 100% alcance más del 90% de los derechos de voto de una sociedad, tendrá el derecho de hacerse con las acciones restantes y, de igual forma, los minoritarios que las posean contarán con el derecho de que se las compren. Asimismo, la nueva regulación incluye novedades en cuanto a los blindajes de las compañías y la posiblidad de adoptar medidas de defensa ante la formulación de OPAs.
El juego, en fin, ha comenzado. Se trata de elegir la presa adecuada, en el mundo justo y seguir todos sus pasos, porque el año que viene está a la vuelta de la esquina.
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