La Carta de la Bolsa Imprimir Artí­culo

LA NEUTRALIDAD IMPOSIBLE

Viernes, 11 de Marzo de 2005 Moisés Romero

{mosimage}El libro de recetas de la Reserva Federal de Estados Unidos está lleno de curiosidades que, con frecuencia, conducen a la confusión. Llama la atención, por ejemplo, el capí­tulo dedicado a la neutralidad de los tipos de interés, porque este término se emplea en pleno proceso de subida de los mismos. Todos sabemos que su acepción es la contraria, es decir, neutralidad es la no participación en hechos conflictivos. La neutralidad no existe cuando los tipos de interés suben y arrastran a Bolsas, monedas, créditos, inmuebles y otros activos, porque ahí­ hay muchos conflictos de intereses. Tampoco puede hablarse de neutralidad cuando el Banco de Japón tumba el dólar, porque dice que va a reducir el peso de éste en su reserva de divisas.

La Reserva Federal de Estados Unidos ha vuelto a destacar en el Libro Beige que la economí­a crece a un ritmo normal y sin implicaciones inflacionistas. Los mercados, instalados en los niveles más altos de los últimos tres años en términos de sus principales í­ndices, han  sobrerreaccionado por enésima vez influí­dos no tanto por el epí­logo del Libro Beige como por el mal de altura. La autoridad monetaria ha dejado el camino expedito para que en próximas reuniones del Comité de Mercados Abiertos, quizá en la del 22 de marzo, los tipos de interés oficiales vuelvan a subir.

Coinciden los observadores en que la autoridad monetaria emplea el término neutralidad hasta la saciedad en un exceso de celo. Se trata de tranquilizar a los participantes en el mercado con el poder de la palabra, aunque los hechos la contradigan. Neutralidad cuyo significado es, por cierto, llevar los tipos de interés oficiales a niveles entre el 4% y el 4,5%

Los mejores estrategas vuelven a repasar, así­, los libros de historia bursátil aún a sabiendas de que los tiempos cambian y en este tipo de actividades las modas aparecen y desaparecen en cuestión de horas, de tal modo que lo que antaño destacaban los manuales ahora es papel mojado. Conviene, no obstante, escuchar a los clásicos, porque la experiencia incorpora gran valor añadido. Está demostrado por ejemplos del pasado, de este modo, que cuando la Reserva Federal de Estados Unidos sube los tipos de interés de manera reiterada los í­ndices bursátiles se resienten.

Los episodios bajistas más importantes en las Bolsas se producen a mitad del ciclo alcista de los tipos de interés. Es a partir de la tercera subida de tipos cuando la renta variable renquea. Casi al final del periodo de alzas, o lo que es lo mismo, cuando más altos están los intereses, los í­ndices vuelven a subir con fuerza. Se trata, por tanto, de medir bien los diferentes procesos de anticipación de los mercados y evitar zonas promedio, como la que se antoja en los próximos meses a un buen número de especialistas.

En la oratoria fluida que suele utilizar la Reserva Federal de Estados Unidos es muy importante el énfasis sobre los factores que obligan a subir los tipos de interés, porque de ello depende, con mucha frecuencia, la reacción de los participantes en el mercado. No es lo mismo que los tipos de interés suban porque la inflación nos pisa los talones, que por el buen músculo de una economí­a que debe evitar recalentamientos y, además, no adolece de tensiones inflacionistas.

El esfuerzo de los ponentes de la Reserva Federal consiste en despreciar los rebotes de los precios y en magnificar el buen comportamiento de la economí­a. La perorata insiste en la necesidad de buscar cotas más altas de los tipos de interés para que las burbujas de gran tamaño, como las que representan en la actualidad los imbuebles y la renta fija, no arrasen con su explosión todo lo que encuentren en su camino como bancos, financieras, cajas de ahorro y compañí­as hipotecarias.

En cualquier caso, eso no significa que los mercados vayan a tener un comportamiento neutral. Nunca han mirado hacia otro lado en época de turbulencias de los tipos de interés. Han actuado justamente al contrario, más atentos que nunca al seguimiento de los diferentes activos y al análisis de la prima de riesgo en cada momento. Si se añade, como ocurre ahora, la debilidad renovada del dólar y el empuje del petróleo, el resultado hace temblar a todos.

 

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