La Carta de la Bolsa Imprimir Artí­culo

BANCOS “por mucho que se empeñen los voceros, no hay Bolsa sin bancos”

Lunes, 26 de Septiembre de 2011 Redacción

"Los voceros vuelven a la carga. Les importa un bledo que se hayan equivocado 8.000 puntos de Ibex repitiendo la misma monserga ¡Compren ya! Ellos, los voceros, como otros tantos, siguen el discurso del momento e insisten en que hay Bolsa sin bancos, porque los precios están en una situación histórica irrepetible. Pero, una vez más, imposible que la Bolsa Global, en general, y la española, en particular, sigan en pie sin la anuencia de los bancos. Los analistas han acertado en aborrecer las acciones bancarias, pero han fallado como escopeta de feria al insistir en comprar Bolsa: todo ha caído a plomo y al mismo tiempo, en la misma proporción. En la actualidad, la Bolsa española vive con, por y para los bancos, porque el entramado de participaciones, por un lado, y la presencia de los bancos y cajas de ahorro en el tejido empresarial, por otro, alcanzan tal magnitud, que resulta imposible separarlos", dice uno de los viejos lobos de mar de la Bolsa española.

a los bancos no los dejan ni los van a dejar en paz. Ya conocen la crónica de situación de hace unos días: “Otros 16 bancos europeos que pasaron las pruebas de resistencia muy justamente deberán también ser recapitalizados”, sentenció el comisario de Mercado Interior y Servicios, Michel Barnier, en una entrevista publicada el domingo de la semana pasada por Le Figaro. Entre estas entidades, que pasaron las pruebas de resistencia efectuadas por la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) con un capital entre el 5% y el 6% en el escenario adverso hay siete españolas: el Banco Popular, el Sabadell, Bankinter, Bankia, Banca Cívica, Novacaixagalicia y la Caixa Ontinyent. Entre los ejecutivos financieros la reacción fue de la sorpresa a la indignación porque consideran que las pruebas fueron de una enorme dureza con España. Recuerdan que no se tuvo en cuenta el capital acumulado en las emisiones de bonos convertibles en acciones ni en las provisiones anticíclicas. El Banco de España comentó que informará a la EBA de que todas las entidades están cumpliendo los planes marcados y tienen niveles adecuados de capital.

En realidad, no hay ninguna decisión tomada, pero entre las entidades en el punto de mira de Barnier, además de las siete españolas, hay dos portuguesas (Millenium BCP y Banco Espirito Santo), dos griegas, dos alemanas, una italiana, una eslovena y una chipriota.

 

Según declaró Barnier, “los bancos deberían recapitalizarse ellos mismos” aunque admitió que “en algunos casos hará falta que los Estados participen y la Comisión lo examine”.

 

La necesidad de reforzar el capital de los bancos europeos ha sido objeto de un intenso debate desde que funcionarios del Fondo Monetario Internacional, (FMI), indicaron que a raíz del agravamiento de la crisis de deuda, las entidades europeas podían sufrir pérdidas de unos 200.000 millones. La necesidad de reforzar los bancos europeos fue objeto de un intenso debate por parte de los ministros en los consejos informales del Euro grupo y Ecofin celebrados el pasado fin de semana en Wroclaw.

 

La realidad es que el deterioro del mercado de deuda ha debilitado a las entidades que tienen sus balances con importantes participaciones de bonos de Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España. Los bancos franceses y belgas BNP Paribas, Dexia, Crédit Agricole, Société Générale, ING y KBC, acumulan más de 100.000 millones de deuda pública de estos países. Curiosamente, ninguno de ellos está entre los 16 de la lista de Barnier. Las 10 principales entidades alemanas precisarían un refuerzo de 127.000 millones de euros, según el Instituto DIW.

 


...Y antes el FMI

 


El Fondo Monetario Internacional (FMI) cifra en aproximadamente 300.000 millones de euros el impacto que han tenido en los bancos de la Unión Europea (UE) las tensiones en torno a los problemas de la deuda soberana en los países de la zona euro desde que esta crisis comenzara en 2010, de los que alrededor de 100.000 millones de euros corresponde a la exposición interbancaria.

 

En la edición de septiembre de su Informe3 de Estabilidad Financiera Mundial (GFSR por sus siglas en inglés), el FMI aclara que esta estimación no tiene en cuenta las necesidades de capital de los bancos, para lo cual sería necesario llevar a cabo una evaluación completa de los balances y las posiciones de ingresos, sino que busca dar una idea del aumento del riesgo de crédito soberano experimentado por los bancos en los últimos dos años.

 

La institución advierte de que estos efectos se ven amplificados por la existencia de una red de instituciones financieras “altamente interconectadas y apalancadas”. “Cuando se incluyen las exposiciones interbancarias frente a los mismos países, la magnitud del contagio aumenta en aproximadamente la mitad”, añade.

 

Según los cálculos del FMI, los efectos secundarios de las exposición de los bancos europeos a la deuda soberana griega, el “epicentro” de esta crisis, han ascendido hasta casi 60.000 millones de euros, mientras que el contagio de la situación a Portugal e Irlanda ha supuesto 20.000 millones euros para las entidades europeas.

 

Por su parte, la presión de los mercados sobre Bélgica, Italia y España ha elevado la cantidad del impacto que tiene la crisis de deuda soberana en los bancos europeos hasta los 200.000 millones de euros.

 

Asimismo, si se añaden las exposiciones a otras entidades financieras euros, en las que los precios de los activos se ha depreciado de forma paralela al incremento de las preocupaciones soberanas, los efectos totales estimados alcanzarían los 300.000 millones de euros.

 

“Aunque estas cifras se basan en evaluaciones del mercado sobre el riesgo de crédito, lo que puede reflejar un cierto grado de desviación, los problemas subyacentes que ponen de relieve son reales”, agrega.

 

“CIRCULO VICIOSO”

 

El FMI destaca que acontecimientos como las nuevas turbulencias en los mercados procedentes de la periferia de la zona del euro, la rebaja de la calificación crediticia de Estado Unidos por parte de Standard & Poor’s y las señales de una desaceleración económica han sacudido recientemente al sistema financiero mundial.

 

En concreto, advierte de que en la zona euro las presiones soberanas amenazan con “reactivar un círculo vicioso entre el sistema bancario y la economía real”. Según el FMI, pese a las “importantes medidas” adoptadas, las diferencia políticas “dentro” de las economías que están aplicando los ajustes y “entre” las economías que proporcionan apoyo han impedido el logro de una solución duradera.

 

Además, advierte que el hecho de que en algunas economías los bancos ya hayan perdido acceso a los mercados de financiación privada eleva el riesgo de un desapalancamiento más pronunciado, de una contracción del crédito y de nuevos obstáculos a la actividad económica, “a menos que se tomen medidas adecuadas para abordar las fuentes del riesgo soberano y para subsanar las consecuencias potenciales para el sistema financiero”.

 

En este sentido, recalcó que las prioridades en las economías avanzadas deben centrarse en hacer frente al legado de la crisis y concluir las reformas de la regulación financiera “lo antes posible” para mejorar la capacidad de resistencia del sistema.

 

Así, reclama “soluciones de política coherentes” para reducir los riesgos soberanos en las economías avanzadas e impedir el contagio y, más concretamente, que la eurozona ponga en práctica “sin demora” los acuerdos del 21 de julio y considere medidas adicionales sobre gobernanza económica y financiera.
En el caso del sector financiero, incide en la necesidad de sanear los balances de los bancos y la creación de reservas de capital adecuadas que pueden ayudar a romper el vínculo entre el riesgo y los bancos. Además, señala que las necesidades de capital dependerán en parte de la credibilidad de las políticas macroeconómicas de los países.

 

Por otro lado, exige que la reforma financiera se defina “lo antes posible” y se implemente de manera “uniforme” a escala internacional, lo que incluye finalizar el acuerdo de Basilea III y decidir el tratamiento que se le dará a las instituciones financieras de importancia sistémica.

[Volver]