HacíÑ‚Âa tiempo, no mucho, bien es cierto, que no volvíÑ‚Âamos a leer en los renglones de los mercados la misma historia, algo asíÑ‚Â como ver de nuevo la misma pelíÑ‚Âcula, con los mismos protagonistas, los mismos vestidos, paisajes y escenarios. Fue pasado el verano cuando todo subíÑ‚Âa: el oro, la plata, el papel, los diamantes, los pisos, el petróleo y las Bolsas. Eso síÑ‚Â, generalmente lo hacíÑ‚Âan de manera alternativa. Primero subíÑ‚Âa un activo y ahíÑ‚Â se manteníÑ‚Âa, en la altura. Luego subíÑ‚Âa otro y más tarde otro. En los últimos díÑ‚Âas todo vuelve a subir al mismo compás, incluso los bonos y el denostado, enterrado para muchos, mercado tecnológico Nasdaq. También sube la tensión geopolíÑ‚Âtica.
Todo ha vuelto a subir en lo que es un fenómeno claro de desajustes para los analistas más fríÑ‚Âos del mercado. Históricamente los flujos de dinero y de inversión han mostrado comportamientos más equilibrados, de tal modo que cuando un activo subíÑ‚Âa era porque otro estaba condenado a bajar, y al revés. Tradicionalmente han existido, queremos decir, unas normas de comportamiento en el terreno de la inversión consideradas como lógicas.
En la actualidad no hay normas escritas y las que lo son pueden conducir a error y a perder la camisa en el intento. AquíÑ‚Â y ahora, como hace unos meses, todo vuelve a subir. Se han incorporado al movimiento, además, los bonos y el mercado que causó furor a finales de los 90, hasta que estalló en marzo de 2000 y muchos lo dieron por muerto, el míÑ‚Âtico Nasdaq.
La respuesta a por qué sube todo cuando unos activos son antagonistas, contrarios en sus manifestaciones a otros, está en que los mercados organizados son manejados, en el sentido de control de flujos de dinero, tanto a la hora de entrar como a la de salir, por los grandes fondos de inversión, que nunca reparan en consideraciones ambientales, económicas o financieras. Los grandes fondos de riesgo disparan contra todo lo que se mueve y si todo se mueve a la vez disparan contra todo.
Es la lógica irracional, por acuñar algún término, del momento. Los despropósitos se suceden, pero como apuntan los más viejos del lugar esto es lo que hay y con ello hay que aprender a convivir, porque la historia dura ya tiempo y quienes han permanecido al margen han visto las plusvalíÑ‚Âas pasar sin poner las suyas a remojar.
La pegunta del millón es si en un momento determinado la proyección será la contraria, es decir, todo bajará a plomo, sin excepciones. Hay quienes se apuntan a esta tesis. Pero mejor, cruzar los dedos.
[Volver]