Los Estados Unidos parecen menos vulnerables gracias a los bajos precios del gas natural. Si el precio del petróleo supera los 130 dólares, los grandes importadores netos de energía como Alemania, Japón, China y otras regiones de Asia, se verán bastante perjudicados. Sin embargo, los EE.UU. son menos vulnerables. Estiman que el sector energético representa un 5,4% de la economía estadounidense, en relación con el 7,6% de 2008 y el 10,6% de 1980.
Pero entre los propios emergentes, habrá ganadores y perdedores. Grandes exportadores de petróleo como Arabia Saudita y Rusia se verán sensiblemente beneficiados de este incremento de los precios del crudo, lo que les permitirá financiar otros sectores industriales y tecnológicos menos desarrollados, mientras que los importadores netos se cargaran con un impuesto efectivo sobre el consumo del petróleo.
Dieciocho de los veinte mayores consumidores de petróleo del mundo como porcentaje de su PIB son países emergentes (México y Canadá son las dos únicas economías avanzadas). Arabia Saudita, Egipto y Tailandia están a la cabeza de este índice con el 17%, 9,5% y 9,2% respectivamente.
Una subida pronunciada como la actual, y una posterior corrección a niveles ligeramente por encima de los precios precrisis, como muchos analistas prevén, tendría un impacto muy limitado en el crecimiento económico mundial.
El problema reside en una subida continuada del petróleo, por encima de los 120$ barril, y el mantenimiento en esos precios durante un periodo de tiempo prolongado. Este escenario, provocaría una reducción del crecimiento mundial en torno a 2 puntos porcentuales, lo que sería difícil de soportar en las condiciones actuales.
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