La Carta de la Bolsa Imprimir Artí­culo

Algo se mueve Ѣ€“ 1

Lunes, 13 de Julio de 2009 Santiago Niño Becerra

Algo está empezando a moverse, despacio, suavemente, pero de forma imparable. En el reino, el punto de arranque fue el último cambio de Gobierno, a nivel global los anuncios para abordar planes para reformar los sistemas financieros tanto en USA como en la UE, y en el tiempo coincide con las elecciones del 7J. Desde principios del mes de Junio algo está empezando a pasar, ¿qué?, pues que todo lo que se ha estado cociendo desde principios de Enero se está empezando a poner de manifiesto. El proceso, de momento, continuará, aunque cada vez todo irá quedando más claro: la inevitabilidad de una crisis sistémica que se ha estado negando con la boca pequeña.

Repasen lo que está sucediendo. Por un lado se dice que sí, que habrá recuperación, pero cada vez se sitúa más lejano su inicio: ya se está hablando del 2011 (no importa que ese vaya a ser, precisamente el año más duro de la crisis, lo significativo es la dilación que se está trasladando a la opinión pública). A la vez, ya se ha dicho que aunque lo peor ya ha pasado (lo que no es cierto: las últimas cifras del Banco Mundial lo desmienten, la volatilidad de los mercados ante cualquier susurro, lo confirma) la ocupación del factor trabajo va a seguir empeorando. Ahora ya se está diciendo que los déficits en los que van a caer los Estados son enormes y que no deben aumentar más (hasta hace cuatro días se decía -Premios Nobel a la cabeza- que la cuantía de los déficits daba igual ya que eran imprescindibles para conseguir la recuperación).

En el reino se han multiplicado las declaraciones y las entrevistas (las que El País realizó a la Señora Ministra de Economía y al Señor Ministro de Trabajo los días 21 y 22 de Junio no tenían desperdicio); a la vez se advierte sobre el empleo, sobre el paro, sobre la precariedad (buenísimo el trabajo que El País publicó el 22 de Junio sobre la Generación ni Ѣ€” ni); y se nos recuerda que la presión fiscal española es de las más reducidas de Europa y que al consumidor español le quedan más de cinco puntos para llegar a la tributación media que en la UE 15 grava el consumo.

Se dice y se desdice que en España hace falta una reforma laboral pero no, pero si, podría ser que no siendo sea sin ser que no fuese, pero viene M. Trichet a Madrid y dice que sí y sí: que hay que hacerla (hablaba en España pero, ¿para qué están las extrapolaciones?); y mientras se repite hasta la saciedad que el sistema financiero español es sólido como una roca, se pide por activa y por pasiva que sea abordada la reestructuración financiera en el reino (M. Trichet fue uno de los que lo pidió: aprovechando el viaje).

ilustraciónAlgo se está moviendo, ¿qué?, y, ¿hacia dónde?. Evidentemente se está diciendo -aún se está diciendo- digo, pero lo que ya se quiere decir -de momento sólo se está insinuando- es Diego; a la vez, la de cal y la de arena, y el ya requetevisto clisé del poli malo Ѣ€” poli bueno. El mensaje todavía es el “ya hemos tocado fondo”, pero ya se están insinuando otras cosas, por ejemplo: el ya comentado mayor deterioro del empleo. Aunque sólo sea por eso, ¿cómo va a estabilizarse la economía si continúa destruyéndose empleo?; absurdo en un modelo en el que el consumo representa el (60 Ѣ€” 70)% del PIB, ¿no?, máxime cuando el crédito se ha volatilizado, ¿verdad?.

La ocupación: por ahí es por donde nos van a explicar que va a llegar la crisis. En el mejor momento del ya concluido boom ????, la tasa de desempleo española se hallaba situada en el 7,9% (el 12% considerando el subempleo), hoy casi el 18% (el 23%, ya, añadiendo el subempleo estimado). La economía se va a estabilizar, pero, ni se va a crear empleo para las nuevas incorporaciones -jóvenes, mujeres-, ni se va a mantener el ya existente -destrucción de ocupación, cierres de empresas, caída de la actividad- (y ya dejamos al margen que sea empleo generador de bajo valor).

En condiciones estándar, el modelo productivo español no es capaz de absorber toda la población activa y susceptible de ser activa que produce, pura y simplemente porque no es necesaria tanta población ocupada (recuérdese que la tasa de actividad española es baja); ahora que la economía mundial y española se hayan sumidas en una precrisis que está destruyendo empleo, menos aún.

No se va a crear empleo, y la demanda española, baja y dependiente de por sí, aún lo va a ser más. Los ya comparativamente reducidos salarios medios españoles aún lo van a ser más debido a que la demanda de trabajo se va a reducir, y con la excusa de que bajos salarios favorecen la contratación el resultado va a ser una menor renta salarial media en los bolsillos de la población ocupada española; a eso añádase la parálisis del crédito que va a continuar debido a que el sistema financiero español va a tener que acabar enfrentándose a sus propios fantasmas: esos fantasmas que todo el mundo proclama que el sistema financiero no tiene mientras el propio sistema mantiene un mutismo absoluto al respecto; y júntese un tema sobre el que hace semanas nadie dice ni pío: la deuda privada acumulada de familias y empresas. Con esos mimbres, ¿cómo va a crecer el consumo en el reino?, y si, encima, las exportaciones se derrumban, ¿a quién se van a vender todas esas cosas que la economía española es capaz de producir?, ¿a los marcianos?.

(Y se están haciendo planes para construir viviendas sociales y hay entre un millón y dos millones de viviendas vacías, ¿hemos perdido el Norte?. Hay inmovilizados y no utilizados un porrón de recursos y se quieren utilizar más recursos para hacer más viviendas: demasiao).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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