Repasen lo que está sucediendo. Por un lado se dice que sí, que habrá recuperación, pero cada vez se sitúa más lejano su inicio: ya se está hablando del 2011 (no importa que ese vaya a ser, precisamente el año más duro de la crisis, lo significativo es la dilación que se está trasladando a la opinión pública). A la vez, ya se ha dicho que aunque lo peor ya ha pasado (lo que no es cierto: las últimas cifras del Banco Mundial lo desmienten, la volatilidad de los mercados ante cualquier susurro, lo confirma) la ocupación del factor trabajo va a seguir empeorando. Ahora ya se está diciendo que los déficits en los que van a caer los Estados son enormes y que no deben aumentar más (hasta hace cuatro días se decía -Premios Nobel a la cabeza- que la cuantía de los déficits daba igual ya que eran imprescindibles para conseguir la recuperación).
En el reino se han multiplicado las declaraciones y las entrevistas (las que El País realizó a la Señora Ministra de Economía y al Señor Ministro de Trabajo los días 21 y 22 de Junio no tenían desperdicio); a la vez se advierte sobre el empleo, sobre el paro, sobre la precariedad (buenísimo el trabajo que El País publicó el 22 de Junio sobre la Generación ni Ѣ€” ni); y se nos recuerda que la presión fiscal española es de las más reducidas de Europa y que al consumidor español le quedan más de cinco puntos para llegar a la tributación media que en la UE 15 grava el consumo.
Se dice y se desdice que en España hace falta una reforma laboral pero no, pero si, podría ser que no siendo sea sin ser que no fuese, pero viene M. Trichet a Madrid y dice que sí y sí: que hay que hacerla (hablaba en España pero, ¿para qué están las extrapolaciones?); y mientras se repite hasta la saciedad que el sistema financiero español es sólido como una roca, se pide por activa y por pasiva que sea abordada la reestructuración financiera en el reino (M. Trichet fue uno de los que lo pidió: aprovechando el viaje).
Algo se está moviendo, ¿qué?, y, ¿hacia dónde?. Evidentemente se está diciendo -aún se está diciendo- digo, pero lo que ya se quiere decir -de momento sólo se está insinuando- es Diego; a la vez, la de cal y la de arena, y el ya requetevisto clisé del poli malo Ѣ€” poli bueno. El mensaje todavía es el “ya hemos tocado fondo”, pero ya se están insinuando otras cosas, por ejemplo: el ya comentado mayor deterioro del empleo. Aunque sólo sea por eso, ¿cómo va a estabilizarse la economía si continúa destruyéndose empleo?; absurdo en un modelo en el que el consumo representa el (60 Ѣ€” 70)% del PIB, ¿no?, máxime cuando el crédito se ha volatilizado, ¿verdad?.
La ocupación: por ahí es por donde nos van a explicar que va a llegar la crisis. En el mejor momento del ya concluido boom ????, la tasa de desempleo española se hallaba situada en el 7,9% (el 12% considerando el subempleo), hoy casi el 18% (el 23%, ya, añadiendo el subempleo estimado). La economía se va a estabilizar, pero, ni se va a crear empleo para las nuevas incorporaciones -jóvenes, mujeres-, ni se va a mantener el ya existente -destrucción de ocupación, cierres de empresas, caída de la actividad- (y ya dejamos al margen que sea empleo generador de bajo valor).
En condiciones estándar, el modelo productivo español no es capaz de absorber toda la población activa y susceptible de ser activa que produce, pura y simplemente porque no es necesaria tanta población ocupada (recuérdese que la tasa de actividad española es baja); ahora que la economía mundial y española se hayan sumidas en una precrisis que está destruyendo empleo, menos aún.
No se va a crear empleo, y la demanda española, baja y dependiente de por sí, aún lo va a ser más. Los ya comparativamente reducidos salarios medios españoles aún lo van a ser más debido a que la demanda de trabajo se va a reducir, y con la excusa de que bajos salarios favorecen la contratación el resultado va a ser una menor renta salarial media en los bolsillos de la población ocupada española; a eso añádase la parálisis del crédito que va a continuar debido a que el sistema financiero español va a tener que acabar enfrentándose a sus propios fantasmas: esos fantasmas que todo el mundo proclama que el sistema financiero no tiene mientras el propio sistema mantiene un mutismo absoluto al respecto; y júntese un tema sobre el que hace semanas nadie dice ni pío: la deuda privada acumulada de familias y empresas. Con esos mimbres, ¿cómo va a crecer el consumo en el reino?, y si, encima, las exportaciones se derrumban, ¿a quién se van a vender todas esas cosas que la economía española es capaz de producir?, ¿a los marcianos?.
(Y se están haciendo planes para construir viviendas sociales y hay entre un millón y dos millones de viviendas vacías, ¿hemos perdido el Norte?. Hay inmovilizados y no utilizados un porrón de recursos y se quieren utilizar más recursos para hacer más viviendas: demasiao).
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.
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