La globalización la inventaron los Fenicios (que se sepa). Globalización es mover dineros, en la forma que sea, por el mundo o por un cacho del mismo; y los Fenicios ya lo hacíÑ‚Âan. La cosa, ahora, se ha sofisticado hasta líÑ‚Âmites inimaginables hace un par de décadas, pero estoy convencido de que si trajésemos a nuestros díÑ‚Âas a uno de aquellos comerciantes fenicios y le explicásemos como se hacen ahora las cosas, lo entenderíÑ‚Âa en un periquete.
Bien. Uno de los efectos -y de los motores- de tal sofisticación está siendo la Ronda de Desarrollo de Doha. Siete años llevamos con esta historia y sus protagonistas no se ponen de acuerdo. ¿Qué sucede?. Sencillo: para llegar a un acuerdo hay que rascarse el bolsillo, y eso siempre tiene consecuencias. USA debe bajar sus casi 50.000 millones de dólares con que puede subvencionar a su sector agrario, hasta los 15.000, más o menos. La UE debe reducir sus aranceles agrarios entre un 55% y un 73%, más o menos. Y los paíÑ‚Âses subdesarrollados no deben gravar sus importaciones de bienes industriales con más del 15% de recargo.
Hacer eso va a significar más comercio, pero hacer eso implica cosas. Implica que los agricultores USA van a tener problemas, que los productores agrarios europeos también van a tenerlos y que las pocas industrias que hay en los paíÑ‚Âses subdesarrollados van a tener que bajar la persiana; pero también, en teoríÑ‚Âa, va a suponer que los sectores agrarios de los paíÑ‚Âses subdesarrollados van a funcionar más, y que los industriales de USA y de la UE van a currelar también más.
David Ricardo, uno de los padres de la EconomíÑ‚Âa, escribió en 1817, en sus “Principios de EconomíÑ‚Âa PolíÑ‚Âtica y de Tributación”, lo siguiente: “(Si los capitales ingleses pudiesen invertirse en Portugal) los capitalistas ingleses y los consumidores de los dos paíÑ‚Âses saldríÑ‚Âan ganando si tanto el paño como el vino se producen en Portugal”. Si lo analizan, lo que la Ronda de Desarrollo de Doha pretende no ha cambiado mucho en estos ciento noventa años: que cada paíÑ‚Âs se especialice en aquello en lo que tiene ventajas: en vino y en paño Portugal en 1817, y en algodón Uganda en el 2007. Lo que no está tan claro es que sucederíÑ‚Âa con otras cosas.
En 1817 estaba muy claro que las máquinas que servíÑ‚Âan para hacer el paño seríÑ‚Âan diseñadas y construidas en Inglaterra, y que Inglaterra seríÑ‚Âa el centro en el que se coceríÑ‚Âan las transacciones financieras que posibilitaríÑ‚Âan todo el tinglado: desde el diseño de esas máquinas hasta la administración del comercio de vino y paño; pero hoy, ¿está claro quienes haríÑ‚Âan eso en relación a las actividades comerciales que pretende liberalizar la Ronda de Desarrollo de Doha?.
Evidentemente, diseñar y realizar experimentos de teletransportación de elementos sólidos (ya se han hecho), no puede hacerse, de ahora para luego, en medio de la jungla de Borneo, pero otras muchas tareas que hasta hace cuatro díÑ‚Âas teníÑ‚Âan la consideración de alta tecnologíÑ‚Âa ! El problema estriba en que si en 1817estaba muy claro qué podíÑ‚Âa hacer Portugal, y qué Inglaterra, es decir, en qué teníÑ‚Âa cada cual ventajas, hoy eso está cambiando de la mañana a la tarde; y no estoy diciendo que vayan a ser los subdesarrollados quienes más van a perder o a ganar, que va; la tecnologíÑ‚Âa está trastocando absolutamente todas las concepciones, y ya nada será mañana como hoy es. (¿SabíÑ‚Âan que se está trabajando en una masa vegetal que, con las modificaciones genéticas pertinentes, podríÑ‚Âa transformarse en el producto agríÑ‚Âcola que se eligiese?, ¿o que ya se hallan en funcionamiento fábricas totalmente robotizadas en las profundidades de minas sitas en los paíÑ‚Âses desarrollados?).
De esta historia de la liberalización comercial, lo que no acabo de ver claro es lo del “Desarrollo”. Desarrollo, ¿de qué?, ¿de quien?, ¿cómo?. Máxime teniendo en cuanta lo que se nos viene encima.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.
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