“...Pero ya llevamos muchos años con esta plática, con esta mentira. Muchos años haciendo pellas, mucho tiempo sin haber hecho ni un solo deber, ni un solo ejercicio. Muchos años, demasiados. Mi hijo mayor ha vuelto a casa. Hasta ahí mal que bien. Lo peor es que mi mujer y yo le avalamos el piso que se compró hace cuatro años, en plena orgía inmobiliaria y otras más. Yo sostengo como puedo un pequeño comercio y mi mujer anda de aquí para allá intentado sumar más ingresos. Conforme pasan los días estoy más convencido de que el piso de mi hijo, el potencial piso, quiero decir, se lo quedará el banco ¡Qué curioso! En la barra del bar donde desayuno todos los días escucho cada día más historias idénticas o parecidas a la mía. Cuando escucho estas tragedias no sé si es porque quiero escucharlas (mal de muchos…) o porque realmente existen. Sí, me dicen que existen muchos casos como el mío…”
“...Mi hijo dejó el Instituto con 16 años, o sea en lo peor. Y se fue al tajo. Dinero abundante aquí en la Costa del Sol (me dicen que en más lugares de España), que parecía nunca iba a acabarse. Trabajan a destajo destruyendo montes y colinas, incluso construyendo pisos encima de las vías del tren ¡Qué barbaridad! ¡Qué tragedia posterior! A los 18 años se compró su primer BMW de segunda mano. Invitaba a sus novias a los mejores restaurantes de la Costa del Sol el sábado noche. Sus padres, mi mujer y yo, le ayudamos en la entrada del piso y le avalamos el resto de la hipoteca…Y un día amaneció plomizo. A continuación, las grúas comenzaron a desaparecer…pisos a medias de construir…inmobiliarias con el cierre echado…Mi hijo ha vuelto a casa”
“...Anda desesperado. No hay expectativas. Quizá eso es más grave que los enormes errores cometidos antes. Algunos de sus colegas, muy pocos, por cierto, han vuelto al Instituto, pero la mayoría siente vergу¼enza. Deambulan por las calles, juegan a la play station, fuman marihuana…”
“...Sí, me he atrevido a enviarle esta carta por su Carta del lunes y para denunciar caso como el de Basilea III del que no tengo ni idea, pero del que he leído que es un camelo, como otros tantos camelos, que es uno de esos casos que construyen los gobiernos con el ánimo de hacernos creer que los gobiernos y los bancos centrales hacen algo cuando en realidad no están haciendo nada. Tampoco tengo ni pajolera idea de las pruebas de estrés a los bancos. Pero he leído que ha sido una pachanga, que se hicieron para que todos los bancos las aprobaran. Algo así como cuando dan un indulto general. Pero como hice pellas en lugar de ir al Colegio no puedo demostrar con números o con criterios racionales estos fenómenos. Es lo que más siento: no poder trasladar la sospecha a la realidad por falta de preparación ..”
“...Por eso ¿Cómo combatir esta Gran Mentira? Haciendo los deberes y no haciendo pellas, como yo las hice de pequeño. El fracaso escolar en España supera el 36%, es decir, al borde del analfabetismo. Hoy, así lo entiendo yo, un analfabeto sabe leer y escribir, pero nada más, porque las cuentas las hacen las calculadoras. Leer y escribir malamente. No escondamos la cabeza debajo del ala. No matemos al mensajero. No vivamos esperando siempre el maná celestial de los gobiernos. Hay que ponerse a trabajar, si nos dejan y si no nos dejan, también. No nos dejemos engañar, pero para ello es necesario no engañarnos a nosotros mismos…”
Saludos de Miguel Orozco. Autónomo. San Pedro de Alcántara
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