Mi pregunta es muy simple (y tiene trampa: conozco la respuesta): ¿cómo es posible que en un intervalo de meses la economíÑ‚Âa española haya pasado de jugar en la Champions a tener ante si un panorama preocupante?. La respuesta: no es posible: las cosas se ven venir, se sabe que van a llegar, y hoy mucho más. La epidemia de peste que asoló Europa en el siglo XIV, la gripe española de 1918, eso llegaba por sorpresa, pero “una situación grave y preocupante”, no, hoy no; otra cosa es que álguienes lleguen a la conclusión de que hay que camuflar (preciosa palabra, el sustantivo, en francés: suena a misterio: “Camouflage”) la situación. (Para el principal partido de la oposición ahora son más importantes otros menesteres, y antes iban por otros derroteros).
Algo interesante: el dedo en la llaga: “Se crea empleo, pero no para absorber todo el crecimiento de la población activa”; lo ha dicho la Sra. Maravillas Rojo, secretaria general de Empleo (El PaíÑ‚Âs 04.06.2008, Pág. 24). El dedo en la llaga: la Sra. Rojo ya lo ha dicho (que yo sepa, antes nadie en el Gobierno lo habíÑ‚Âa dicho), yo voy a tratar de decirlo más claro.
Hoy, no ayer, ni hace veinte años, el nivel de desempleo del factor trabajo en una economíÑ‚Âa es función de dos factores: 1) la cota que en un momento dado alcance la oferta de trabajo, es decir, el volumen de población activa, y 2) el volumen de demanda de trabajo existente. Dicho lisa y llanamente: es función de la cantidad de trabajadoras/es empleadas/os o paradas/os dispuestas/os a trabajar y de la necesidad de factor trabajo existente en un momento determinado.
Lo que indica que el desempleo haya aumentado en el mes de Mayo es que, en dicho mes la oferta de trabajo ha sido mayor que la demanda de trabajo, es decir, que la gente dispuesta a trabajar (que ya lo estuviese haciendo o que quisiese hacerlo) superaba la necesidad de factor trabajo de ! la economíÑ‚Âa. Ya hemos llegado.
La tragedia (no el drama: es una auténtica tragedia) de la economíÑ‚Âa española es que, aún teniendo una tasa de actividad sensiblemente menor que paíÑ‚Âses europeos verdaderamente desarrollados (Finlandia, Dinamarca, Suecia), tiene una de las tasas de desempleo más abultadas de Europa, es decir, a pesar de que el número de personas que dicen querer trabajar en España es bajo, la economíÑ‚Âa española no es capaz de absorber a todas esas personas porque ! ahíÑ‚Â está la tragedia: ¡no las necesita!.
El modelo productivo español está especializado en la producción de bienes y en la elaboración de servicios de medio y bajo valor añadido, es decir y por definición, es muy intensivo en factor trabajo; sin embargo, la cantidad de factor trabajo que ese modelo necesita es mucho menor que la cantidad de gente que manifiesta su deseo de trabajar, partiendo de la base de que esa cantidad de gente es menor que en paíÑ‚Âses más desarrollados que el nuestro. (Y no decimos ni palabra del subempleo y del paro encubierto español, que, más hoy, debe alcanzar cotas antológicas).
Quédense con un dato: en España, desde el fin del Franquismo, el momento en el que la tasa de desempleo del factor trabajo fue menor fue el segundo trimestre del 2007 y alcanzó el 7,95% de la población activa. Era cuando, en palabras del presidente del Gobierno, “La situación económica de España es la envidia de muchos paíÑ‚Âses”. Ya sabemos que habíÑ‚Âa detrás de eso, pero ahora no importa, lo que importa ahora es el desempleo.
Es decir, la mejor tasa de desempleo la ha tenido España cuando la deuda privada alcanzaba cotas del 215% del PIB, el ladrillo y el turismo generaban el 40% del PIB, y cuando el crédito lo inundaba todo. Respiren; sigamos. ¿Se imaginan qué nivel puede alcanzar la tasa de desempleo en el reino en los próximos meses y años?. Alguien muy maledicente dirá que la tasa de desempleo no subirá mucho debido a que mucha gente que ahora manifiesta su deseo de trabajar dejará de hacerlo cuando sea imposible encontrar un empleo; ¿seguro?, contestaríÑ‚Âa yo, ¿no será al revés, qué subirá debido a que la gente se lanzará en pos de un empleo, de cualquier empleo?. Recuerden: lo que está llegando no es una recesión coyuntural, es una crisis sistémica.
Mientras estaba escribiendo lo anterior he recordado una frase de la economista Joan Violet Robinson, la he buscado, se la reproduzco; pertenece a su obra “Essays on the Theory of Employment”, y fue publicada en 1937.
“Si no existiese ningún sistema regular de subsidios de paro -o de ayuda a los pobres que sea preferible al suicidio-, un hombre que se quede sin trabajo debe ganarse la vida como sea. (...) Por lo tanto, salvo en condiciones peculiares, una caíÑ‚Âda de la demanda efectiva que reduce, a su vez, la oferta de empleo en las industrias establecidas, no conducirá al desempleo en el sentido de la inactividad total, sino que obligará a los desempleados a llevar a cabo diversas actividades: vender cerillas en el Strand, cortar leña en el bosque, cultivar patatas en sus huertos particulares (...), es natural calificar estos empleos inferiores como el desempleo encubierto”.
¿Da que pensar, verdad?, sobre todo porque algo asíÑ‚Â, volverá; no exactamente eso, claro: nunca nada vuelve a ser igual a como fue, por ejemplo: en 1937 se llegó a la conclusión de que era fundamental que la demanda efectiva fuese alta, muy alta; ahora, en el 2014, en medio del periodo de estancamiento que seguirá al derrumbe del 2010, la Joan Robinson del momento, que la habrá, seguro, no dirá algo como aquello porque ahora la recuperación vendrá por otro camino, un camino que sólo contempla el empleo de la población activa verdaderamente necesaria en cada momento.
DifíÑ‚Âcil, muy difíÑ‚Âcil lo tiene especialmente un modelo económico como el español, ¿verdad?, y difíÑ‚Âcil, muy difíÑ‚Âcil lo tiene la economíÑ‚Âa española para cambiarlo, ¿no creen?.
(Ayer me llamó una amiga que reside en Londres; su apartamento está a 200 metros de Harrods, en dirección a Sloane Streeet; estuvimos charlando de varios temas y, evidentemente, le pregunté por la famosa bajada de los precios inmobialiarios que, según nos cuentan, se está produciendo en the UK, y, ¿saben lo que me dijo?, pues que en Kensington, Knighbridge, Chelsea y Belgravia, los precios no se han movido ni un penny; ¿qué quiere decir esto, pues que en las zonas potentes de Londres la demanda exterior de propiedades inmobialiarias continúa siendo tan potente como era. Para tomar nota).
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.
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