Bueno, ahora, no lo es en toda Cataluña, con eso de las fiestas locales, en algunos lugares lo es y, en otros no. Esa fiesta tiene algo de especial. Antes, en esas fechas, las condiciones meteorológicas eran buenas en todo el territorio y la Primavera estaba muy avanzada; hoy lo está el Verano. Antes y ahora buen tiempo asegurado.
Este año, el 2007, en las localidades en las que la Pascua de Pentecostés es jornada festiva -caso de la ciudad de Barcelona, por ejemplo- no va a ser celebrada el díÑ‚Âa que, de verdad, le corresponderíÑ‚Âa, a saber: cincuenta díÑ‚Âas después de la Pascua de Resurrección, sino cincuenta y siete. “Por qué”, se preguntarán Uds.
Aplicando la regla, en el 2007, el díÑ‚Âa que corresponde a la, también llamada, segunda Pascua, es el 28 de Mayo, es decir, cincuenta díÑ‚Âas exactos a contar desde el 9 de Abril, díÑ‚Âa de la Pascua de Resurrección; sin embargo, y por decreto, la festividad de la Pascua de Pentecostés ha sido trasladada al 4 de Junio.
Llegados aquíÑ‚Â, Uds., que son muy inteligentes, seguro que ya lo han adivinado. Vamos a ver, ¿qué va a suceder el Domingo 27 de Mayo?.... Exacto, un diez: en todas partes las elecciones municipales; en algunas, además, las autonómicas. Yo, cuando hace meses me esteré del cambio y para serles sinceros, no me lo podíÑ‚Âa creer, y me indigné, y mucho.
Arresulta ser, que nuestras autoridades democráticamente elegidas han llegado a la conclusión de que un Lunes festivo junto a un Domingo y a un Sábado forman tres díÑ‚Âas de fiesta, díÑ‚Âas de fiesta en una época cuyas condiciones atmosféricas favorecen los desplazamientos y los viajes de placer; es decir, que el número de votantes en las susodichas elecciones podríÑ‚Âa ser inferior, o muy inferior, al considerado como normal, o conveniente, como Uds. prefieran; por ello, lo que han decidido mover la Pascua al siguiente Lunes. (Como yo se lo estoy contando no ha sido dicho, pero, a buen entendedor, !).
Vamos a ver, ¿no estamos en un paíÑ‚Âs democrático?, ¿no es democrática la conciencia de sus ciudadanas y ciudadanos?, ¿no es, como periódicamente se proclama, altamente cíÑ‚Âvica la conciencia de las ciudadanas y de los ciudadanos del reino?, entonces, ¿por qué cambiar de díÑ‚Âa la Pascua?. O, ¿es que la conciencia de las ciudadanas y ciudadanos que forman el censo síÑ‚Â alcanza altas dosis de civismo pero las autoridades democráticamente elegidas lo dudan?, o, ¿es que las elevadas y cíÑ‚Âvicas conciencias de las ciudadanas y de los ciudadanos en edad de votar pueden llegar a la conclusión que, si, que votar está muy bien , pero que una escapadita a Venecia puede estar mejor?.
Seamos serios. Muchas personas fíÑ‚Âsicas y juríÑ‚Âdicas han podido hacer planes de todo tipo a partir de que seríÑ‚Âa festivo el 28 de Mayo, el díÑ‚Âa original del Lunes de Pascua de Pentecostés, pero alguien ha decidido que la fiesta deberíÑ‚Âa trasladarse. Pues no me parece bien; no, me parece muy mal. ¡Hala!, ya lo he dicho.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.
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