La Carta de la Bolsa Imprimir Artí­culo

Formación y futuro.

Jueves, 08 de Diciembre de 2016 Santiago Niño Becerra

Hace unos días recibí un mail:“Realmente habrá dentro de unos años alguna carrera universitaria que sirva para encontrar trabajo? El otro día estuve viendo un listado de trabajos con riesgo de ser automatizados y uno no sabe que podría estudiar si volviera a nacer. Es brutal. Quizás algo vinculado con la educación. Ser profesor no creo que se vea afectado por la tecnología. No se como hay gente que tiene ganas de tener hijos, Incluso tengo compañeros de trabajo que tienen tres. El futuro que les espera es atroz”.

Mi respuesta fue:

“La tendencia ya está siendo, por un lado que las compañías diseñen recorridos formativos sobre temas que les interesan y que encarguen a las universidades que preparen cursos y los impartan; por otro que las universidades elaboren cursos puntuales en relación a temas específicos  tipo seminarios extendidos y que, como títulos propios, los impartan (reservado para centros ultraprestigiosos); por otro más que quien esté interesado en algo que lo aprenda en plan autodidacta no importando como adquiera tales conocimientos, de hecho esta es una línea que se está imponiendo e iría en la línea de ‘lo importante es saber hacer lo que se requiere, no como se ha obtenido el conocimiento para hacerlo’. Obviamente se producirá una reducción y concentración de centros universitarios.

Los grados y masters convencionales pienso que se irán extinguiendo al igual que el método de enseñanza tradicional: un aula llena de alumnos. Pienso más en grupos muy reducidos conducidos por expertos en lo concreto que se enseñe. Para los temas generales Internet y para las dudas también. A partir de aquí la tecnología ayudará: proyecciones holográficas, interactuación, etc. O sea que la respuesta a su pregunta primera, no, pero si.

Lo de tener hijos, en las áreas subdesarrolladas se halla vinculado a razones culturales, y en la inmensa mayoría de las desarrolladas a temas emocionales, no a cuestiones racionales. A no ser que en los próximos diez años se produzca una caída de quince en la esperanza de vida de las personas mayores de 65 años respecto a la máxima edad actualmente alcanzada, a la inmensa mayoría de la infancia y adolescencia actual les espera, pienso, un entorno de subempleo y un standard de vida reducido a lo básico”.

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