La Carta de la Bolsa Imprimir Artí­culo

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Miercoles, 03 de Septiembre de 2008 Santiago Niño Becerra

Lo que sigue es fuerte, muy fuerte; les sugiero que se sienten bien y se preparen. Me lo ha remitido un lector: ni quito ni pongo. Lean y saquen sus conclusiones.

“Le leo desde hace un año (!) El artíт­culo que Ud. escribió era su premonitorio aviso de lo que ocurriríт­a a la vuelta de vacaciones del año 2007. Me quedé impactado porque describíт­a un sentimiento nebuloso que se veníт­a cocinando en mi cabeza desde hacíт­a otro año más.

Soy director de sucursal de una entidad financiera muy importante de este paíт­s, una entidad financiera que, hace solo siete u ocho años, era aún conservadora, muy rigurosa con el riesgo y que tras renovar a toda su cúpula con (matices excesivamente detallados, resumo: personas provenientes del exterior) y con (idem anterior: resumo: personas) con master financieros USA debajo del brazo, se vio absorbida hace tan solo un lustro por la espiral de dar préstamos y créditos a tutiplén.

Como en toda juerga, el último año 2007 fue el peor, teníт­amos multiconferencias con nuestro superior hasta dos y tres veces al díт­a, llegaba a ser tan kafkiano que yo teníт­a que dejar cualquier tarea que estuviera haciendo (como atender a buenos clientes, y con prisas) para escuchar por teléfono que era intolerable lo poco que se estaba haciendo (yo o cualquier compañero porque las llamadas eran en grupo y con el cliente delante de mis narices). Las llamaditas duraban hasta media hora, se nos exigíт­a corregir sobre la marcha las previsiones de formalización de operaciones (hipotecarias, empresa y consumo), porque nos volveríт­an a llamar a media mañana a ver cómo íт­bamos. Habíт­a que escuchar reprimendas, a veces con insultos, a compañeros por sus escasos, decíт­an, resultados.

Tres años antes, las competencias en oficinas habíт­an aumentando significativamente, porque consideraban que nosotros conocíт­amos el mercado y a nuestros clientes. Se podrá imaginar Ud. (y cualquiera de nuestros jefes) que ante tal presión (y sin consideración ninguna ante los
diferentes mercados de las distintas oficinas) que directores más presionados por sus objetivos (o por las amenazas) se dejaran llevar para adelante, y se
concedieran operaciones muy dudosas.

En mi zona, en dichas multiconferencias el respeto se perdíт­a de tanto en tanto, en otras los insultos y las vejaciones eran la norma, parecíт­a que era mejor jefe el que más insultaba y se hacíт­a imponer. Pasamos de ser una entidad financiera donde se conseguíт­an directores de otras entidades de un díт­a para otro, a llegar a darse el caso de una capital de provincia con cinco oficinas, donde cuatro estaban sin director porque se habíт­an ido a otras entidades. Se primaban los resultados a muy corto plazo. Los directivos más listos, han sido esos que se han ido yendo de una entidad a otra, dejando las oficinas como unos zorros de subprimes y caos burocrático.

En el momento cumbre de la borrachera se buscaba el consumo y las hipotecas con prescripotores en talleres, muebleríт­as, y por supuesto inmobiliarias. Se han financiado coches de segunda mano de más de cinco años (cualquier Johnny teníт­a que sentirse importante al volante de un X o de un X (dos marcas de automóvil de lujo) a 10 años!!!!, se han dado hipotecas donde se cobraban comisiones de vergíт¼enza a repartir entre la inmobiliaria y la oficina a 50 años al 120%.

Ese último año la proyección de beneficios de mi entidad en su convención anual era triplicarlos de 2007 a 2010!!!!.

Cuando revienta las hipotecas subprime en USA, yo le decíт­a a mi mujer, que me reíт­a yo de las que habíт­amos dado en mi entidad… que de alguna forma ese tsunami nos afectaríт­a. Se puede Ud. imaginar que la morosidad ha aumentado exponencialmente en nuestra entidad, mes a mes a paso firme y constante y que las llamadas que aún recibíт­amos en noviembre de 2007 (cuando el consumo ya comenzaba a desplomarse y por tanto la concesión de préstamos), es decir comenzamos a dejar de dar préstamos porque la gente ya estaba saturada; y nuestros jefes decíт­an que no lo entendíт­an!!!.

Como le digo, dichas llamadas de presión de vender préstamos a cualquier precio, se han convertido en una obsesión: la captación de recursos, la venta de seguros, y desde hace unos meses (con una intensificación brutal este mismo verano), de objetivos de recuperación de mora!!!!, y sabe vd que se está haciendo ante tal nueva presión???: se refinancia todo, parcheado como sea para evitar dicha mora y sacarla del balance que en unos meses volverá a serlo con la masa crecida. El radio macuto, (muy eficiente, no se crea), habla de oficinas en Levante con tasas de mora del 15 y 20%.

Yo estoy preocupado, (mucho tengo una hija recién nacida), porque cuando comencé a leerlo, no queríт­a creerle en lo que iba a venir y sin embargo dentro de mi sabíт­a que Ud. estaba en lo cierto porque yo mismo lo veníт­a viendo. Esto está a punto de reventar ahora no me queda la más míт­nima duda. El destino de mi entidad como el de muchas otras creo que será la concentración de entidades financieras, no se cómo se hará, pero no dudo que se está ya cocinando, ellos (los propietarios y accionistas de las entidades financieras) salvarán los muebles, y nosotros los empleados???”.

¿A que es impresionante?. Mañana seguimos: el tema tiene miga.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

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