Adrián. M. es empleado de un Ayuntamiento de un pequeño pueblo de Albacete. Me ha dicho que “en este pueblo vivimos de la recaudación de impuestos, que es muy corta, y de la agricultura en terrenos del Ayuntamiento. En los últimos años, el anterior Alcalde hinchó la nómina de trabajadores. Llevamos dos meses sin cobrar y asíÑ‚Â seguirá hasta que lleguen las subvenciones de Bruselas a la agricultura. Por supuesto, no se compra ni un lápiz ni un papel. Me dicen que muchos Ayuntamientos en España están en una situación similar, incluso que alguno de los Grandes Ayuntamientos puede suspender pagos, entrar en concurso…”
Carlos S. es médico. Trabaja en uno de los denominados hospitales privados de la Comunidad de Madrid. La semana pasada me contó que “esto empezó mal y evoluciona peor. Los recortes presupuestarios se generalizan y los médicos y enfermeras, en general todo el personal del hospital, buscamos otras alternativas. Es la pescadilla que se muerde la cola, a peor servicio, menor demanda. Apuesto por que al final cerrarán este hospital por falta de financiación y otros hospitales privados, como ya ha sucedido…”
Lorenzo M. es director financiero de una compañíÑ‚Âa mediana especializada en alta tecnologíÑ‚Âa. Hace unos díÑ‚Âas me contó que “a principio de año estuvimos mirando y analizando la fusión con alguna pequeña compañíÑ‚Âa de nuestro sector en Estados Unidos, pero la Crisis ha galopado a tal velocidad que no sólo no contemplamos la fusión con compañíÑ‚Âa alguna, nacional y extranjera, sino que vemos cómo adelgaza nuestra cartera de pedidos. En la actualidad tenemos el trabajo justo, con tendencia a peor y, además, los pagos de nuestros clientes se demoran cada vez más. Entre nuestros clientes hay un Estado europeo de los llamados periféricos…”
Ángela S. trabaja en una gran multinacional. La semana pasada me dijo que “llevamos meses en permanente reflexión, esperar y ver. No movemos ni un euro, ni un músculo. Ni entra ni sale actividad de la multinacional, lo que determinará un deterioro de los ratios. Pero los jefes nos han transmitido que hay que esperar, a ver por dónde sale el sol. Y el sol ha salido ya con mucha fuerza, un calor implacable y nada de nada…”
Alonso P. trabaja en el departamento de Bolsa de un gran banco. Estuvimos comiendo la semana pasada en un restaurante en el centro de Madrid. “Hoy toca menú de 12 euros. El banco me mira con lupa todos los gastos. Además ahora tengo que detallar bien la comida y la bebida y con quién como, cuándo y dónde. Los teléfonos que nos sirven para cursar las órdenes de los clientes están llenos de polvo y de tela de araña ...”
Hay más casos en ésta, incluso en peor dirección…Por ejemplo, agencias inmobiliarias, restaurantes, comercios, agricultores, parados de larga duración, periodistas…
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