La economía mundial estuvo mal. Se hicieron cosas el viejo estilo para intentar arreglar la situación que no sirvieron absolutamente para nada y que han acabado de arruinar a los que las hicieron pero que crearon la falsa impresión de que mejoraban la economía. Ahora la economía planetaria está muy mal y va estar mucho peor. ¡Y no hay un plan!.
Ojeen la prensa: cada jefe de Gobierno dice una cosa, cada ministro de economía opina de una manera. M. Lagarde dice que las entidades financieras europeas deberían vigilar su situación y Mr. Rehn responde que esas entidades nunca han estado tan bien. ¿Nos hemos vuelto bobos de golpe, siempre lo hemos sido o no se tiene NPI de cómo actuar?.
Mi opinión. Se sabe mucho más de lo que se dice, pero no se dice; ¿por qué?, pues porque el mañana es tan horroroso que no se tiene una idea clara de las implicaciones que va a tener, entre otras cosas porque no hay referencias históricas a eso que va a pasar y, en consecuencia, no se tiene una visión clara de qué hacer. Y ahí viene lo de la falta de un plan: cada cual tiene su plan, pero no existe un plan.
Desde Mayo del 2010 la crisis: tendencia decreciente, pero aún amortiguada con ecos pasados; ya se han acabado: Agosto ha sido el rumor del agua desbordando el dique, el Otoño y el Invierno será la avalancha; una avalancha amortiguada, pero una avalancha al fin y al cabo.
Y sólo entonces quienes tienen que sentarse alrededor de la mesa se sentarán en torno a ella.
¿La gente, la población?. Imagínenselo.
Como ejemplo de cómo están las cosas: la -llamada- “˜Crisis del Euro”™: ¿qué es eso?. La crisis del euro es lo que no se cuenta. Se resume en tres elementos que se han puesto en fase: 1) No hay crecimiento en muchos países, europeos y no europeos, y las expectativas son pavorosas: vean el último informe de la OCDE: crecimiento de Alemania para el 4ºT: -1,4%. 2) En el área euro hay países que no deberían haber entrado, que entraron para hacer negocio con ellos, y ellos crecieron gracias a que fueron metidos en el club, pero las carencias con que entraron más los problemas que han ido acumulando ya han rebosado el vaso; los PIIGS, si. 3) La deuda, la que se debe y la que se ha de cobrar: inconmensurable, impagable, in-todo; la de la UEM, pero no sólo: a las entidades financieras europeas les deben: ¿van a cobrar?, y deben: ¿van a poder pagar?.
Pienso que no hay una “˜crisis del euro”™, hay una crisis sistémica en un mundo postglobal, es decir, hiperconectado, en el que todo lo de todos influye en cada uno y en todos los demás. Para resolver los problemas del euro hay que afrontar 1), 2) y 3); y abordar los problemas del dólar, y la dependencia china, y la deuda de todo el mundo, y el desperdicio de recursos. ¿Crisis del euro?, ¿qué crisis del euro?.
Y en España se está volviendo a lo mismo: vincular salarios con productividad: “España siempre ha ajustado su empleo vía cantidad y no vía precio”: Dr. Rodrigo Rato (El País 10.09.2011, Pág. 17). Para hacer eso, vincular productividad y remuneración del factor trabajo, el factor trabajo que se utiliza ha de poder ser todo lo productivo que pueda, y para ello necesita bienes de capital y una organización de mejore constantemente los procesos productivos. Pero muchísimas de las empresas españolas tiene una capitalización muy baja, e innumerables de ellas adolecen de una organización que va al bulto: la capitalización es baja porque el valor de lo que fabrica no precisa altas capitalizaciones y la organización es la que es porque siempre-ha-sido-así.
Es decir, si se va hacia el ajuste de la ocupación vía reducción salarial se empobrecerá aún más quienes trabajen (los “˜working poor”™ USA) y el consumo será menor, menor consumo que no podrá ser exportado porque jamás podrá España competir en salarios por reducidos que estos sean y porque fuera ya están dejando de comprar debido a que todo está yendo a más peor de lo mal que ya estaba: veamos que le está sucediendo ya a Alemania.
Por otra parte, una empresa contrata a quien necesita si lo necesita, máxime en España donde gran parte de las actividades son temporales, con puntas y valles de actividad, y más máximo en España con un nivel de fraude fiscal de récord olímpico, algo que muchas empresas necesitan para ser competitivas y a lo que el Dr. Rodrigo Rato no hace referencia.
Estamos en la cuarta fase de la reforma laboral: la reducción salarial. En parte este trabajo ya lo está haciendo la crisis: “˜Yo, ¡por menos!”™; el resto lo hará el nuevo Gobierno. Los salarios medios descenderán, se precarizará más el poco empleo que haya, pero el paro no se reducirá; no por nada, es que no puede.
(¡Es que es de lo que no hay!. Se echa en cara a Alemania y a Francia que en el pasado violaron los límites de déficit, y se despotrica porque que ahora exigen cumplir a los demás. OK, los violaron, ¿y quién tuvo los huevos de decirles: “˜¡Hey!, con esos límites no se juega, o los cumplís o sanciones al canto”™. A toro pasado y de boquirri todo es muy fácil, mientras está pasando”¦).
Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
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