Hasta los energúmenos, que no saben lo que es Harvard, ni sus planes de enseñanza ni su ubicación, se mofan de estas universidades. Esto me sucedió hace unos días con Antonio L., de profesión chapuzas, pero con dos grandes apartamentos en la Costa del Sol, porque nadie decidió denunciarlo por sus chapuzas. Y lo que es más importante, todo el mundo pagó su mal hacer.
http://internacional.universia.net/eeuu/unis/massachusetts/harvard/descripcion.htm
“¡La que han montado estos chicos de Harvard! Mucho traje, mucha corbata y mucho master para llevarnos a todos a la ruina”, me dijo hace unos días (hacía siete meses que no lo veía) con un palillo entre los dientes y manoseándose la entrepierna en varias ocasiones. “Han querido multiplicar panes y peces, vender humo y han hecho creer al mundo que todo el mundo era rico, porque la Bolsa subía y subía; los pisos subían y subía, lo mismo que el oro, la venta de coches, de teléfonos móviles. O sea, consumismo a tope”, me espetó sin pestañear.
Me quedé mudo. Antonio L. uno de los miles de chapuzas que pululan por este país, uno de los muchos que lo mismo te ponen un grifo del agua caliente en la del agua fría (esa fue la última chapuza que me hizo este energúmeno y, que por supuesto, no le pagué, ni él se atrevió hace unos días a pedirme el pago) que te tiran la colilla del cigarro al suelo de la cocina (fue lo que hizo), que te ponen una ventana, que a continuación se desencaja, o que te hurgan el freno del coche queriendo arreglar la caja de cambios. Antonio L. grandísimo chapuzas ninguneando a quienes dedican miles de horas al estudio y a la preparación para mejorar en eficiencia y competitividad. El mundo al revés. Los energúmenos se jactan de cometer tropelías y los chicos de Harvard en silencio.
Tras despedir, sin apretón de manos de por medio, a Antonio L. cogí el teléfono y llamé a Javier López. Pronto va a cumplir 30 años. Estudió en Harvard y tras una breve instancia en EEUU se fue a Londres, donde reside en la actualidad, a la mesa de operaciones de una gran banco de inversión. “Javier os ponen a parir, os están crucificando ¿qué opinas de todo esto?”, le dije. “Es un fenómeno que hay vivir, sufrir y superar. Es como beber tu propia hiel. Pero el mundo se detendrá y la Ciencia, el Saber, predominará. Es más, en esta Gran Crisis se va a producir una criba de enormes dimensiones en todos los sectores y actividades. El chapuzas lo pasará peor que nosotros, porque nosotros seguimos trabajando. Harvard sigue viva”, me dice.
“Y ¿cómo ves el Días Después?”, le insistí. “Será muy difícil llegar a una situación como la anterior, de fuerte crecimiento, elevado crédito y baja aversión al riesgo, al menos durante un largo periodo de tiempo. Antes, los mercados deben estabilizarse y recuperar la normalidad. Revisar el pasado te permite valorar los errores cometidos, aunque no estoy nada seguro de que algunos de estos errores se puedan evitar de nuevo en el futuro. En cualquier caso, el que mejor capee el temporal, el mejor preparado saldrá fortalecido”, me dijo.
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