La Carta de la Bolsa Imprimir Artí­culo

Mientras que los buenos inversores siempre estarán atentos a lo que se dice y lo analizan en profundidad, los mejores inversores prestan atención a lo que no se dice

Martes, 29 de Noviembre de 2022 Moisés Romero

Solo una adecuada disciplina mental te permitirá seguir en el mundo de la inversión y de la Bolsa. En situaciones de máxima agitación, como la actual, hay que huir del ruido. He leído que uno de los gestores que más dinero ganó en la Bolsa española en 2019 fue un canadiense, que ha operado desde Canadá. Fuera del ruido político y otras andanzas en el Reino de España. Hay que navegar alejados de las costas. Evitar las rocas y los cantos de sirena. Las sirenas, mitológicamente, estaban constituidas por el cuerpo de una hermosísima mujer en su mitad y el de un ave en su otra mitad, aunque hoy las representemos más con el cuerpo de pez en su mitad inferior. Vivían en el Mediterráneo, concretamente en el estrecho de Mesina. Se pasaban la vida entonando unos hermosos y melodiosos cantos que ejercían sobre los navegantes una atracción irresistible y fatal que les obligaba a dirigir sus barcos hacia la costa, lugar que nunca alcanzaban, pues las naves terminaban varadas y destruidas en los acantilados.

Lección clave de diligencia debida: ¿qué te estás perdiendo? Mientras que los buenos inversores siempre estarán atentos a lo que se dice y lo analizan en profundidad, los mejores inversores prestan atención a lo que no se dice. Esas son a menudo las pistas más importantes, señala Tiho Brkan@TihoBrkan

En el canto XI de la Odisea, Homero nos cuenta cómo Ulises consigue librarse del desastre al emplear un curioso y fácil sistema antisirena, consistente en tapar sus oídos y los de sus marineros con unas bolitas de cera y atándose al palo mayor del Argos. También hay que decir que el dios Orfeo echó una mano y contrarrestó con su dulce música los embaucadores cantos de las sirenas.

El afamado banquero Lord Overstone pronunció y dejó escritas siete palabras mágicas sobre el discurrir de los ciclos bursátiles: tranquilidad, mejora, confianza, prosperidad, excitación, convulsión y presión.

Los seguidores del banquero dicen que el estadio actual es el de la convulsión, uno de los más difíciles, porque la convulsión destroza la confianza. Es un estado de ánimo, pura psicología, sujeta a multitud de fuerzas que la hacen tambalearse a cada instante. Quizá la volatilidad sea la peor compañera de viaje. Por eso, aconsejan reflexión y análisis y no dejarse llevar, ni ahora ni nunca, por los cantos de sirena. Los especialistas en el estudio de estas citas y su plasmación en los textos añaden que a partir de este periodo de convulsión y el siguiente de presión, los restantes son más largos, muy generosos y exuberantes.

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