Hace unos díÑ‚Âas me invitaron a dar una charla sobre la economíÑ‚Âa española; en su inmensa mayoríÑ‚Âa el público era joven y no ducho en temas económicos; también asistió gente de más edad, y tampoco versada en las cosas de la economíÑ‚Âa; eso me lo dejaron muy claro mis invitadores. Para prepararla fui a sitios habituales, es decir, accesibles para el común de los mortales, me bajé unos gráficos de aquíÑ‚Â, unos cuadros de allá, unos porcentajes de más allá y con todo eso construíÑ‚Â un PowerPoint y, una vez acabado, me lo pasé para mi mismo; tengo que confesarles que me acongojó lo que salió. El díÑ‚Âa de la conferencia, lo metíÑ‚Â en un pendrive y me fui para el sitio. Por cierto, no les habíÑ‚Âa dicho que el tíÑ‚Âtulo que di a la conferencia fue: “¿Va bien España?”.
A medida que iba dando a la tecla y las diapositivas iban avanzando, a medida que mis palabras iban acompañando a las imágenes, yo iba viendo que las caras de las/los asistentes iban mudándose, e iban mudándose por la misma razón que motivó mi congoja, con una diferencia que, al finalizar mi charla, alguien tuvo el ¿valor? de exponer.
El output final de mi conferencia es simple: no sólo España no va bien, sino que va muy mal. En el coloquio posterior a mi charla quedó claro que las asistentes y los asistentes lo habíÑ‚Âan asimilado, pero lo mejor que dijo una de las personas que me estuvieron oyendo, una chica muy joven, es a lo que antes hacíÑ‚Âa referencia cuando he hablado de valor: “¿Por qué nadie habla de esto?. ¿Por qué los políÑ‚Âticos no hacen mención a estas cosas?”. Lo cierto es que a esas preguntas tan sólo pude responder con el silencio; sin embargo, y a pesar de que en muchas ocasiones a mi mismo me las he formulado, me las fui repitiendo cuando la conferencia tocó a su fin.
El Fondo Monetario Internacional ha publicado, recientemente, uno de los informes periódicos que sobre la economíÑ‚Âa española elabora, pueden leerlo aquíÑ‚Â: http://www.imf.org/external/np/ms/2007/032607b.htm . Las expertas y los expertos del FMI no son políÑ‚Âticos de profesión, pero, sinceramente, lo parecen. No dicen que España vaya bien, pero casi. Detallan problemas de la economíÑ‚Âa del reino, y apuntas líÑ‚Âneas de actuación, pero todo de forma muy light, todo de forma muy moderada, todo de forma muy políÑ‚Âticamente correcta.
Estamos en un lugar, desde hace siglos, en el que no es correcto llamar a las cosas por su nombre. Las cosas, hoy, pueden decirse, para eso existe la libertad de expresión, pero sin molestar, sin asustar, sin violentar. La gente de la calle, aquíÑ‚Â y en Funchal, debe continuar creyendo que nada malo sucede ni nada malo va a suceder. La gente debe continuar con el normal curso de su vida; es decir, y básicamente, consumiendo, lo que sea, pero consumiendo. Luego, mañana, cuando la vaca ya no de más de síÑ‚Â, cuando fíÑ‚Âsicamente sea imposible estirar más el brazo que la manga porque el brazo ya haya dado de síÑ‚Â todo lo que de síÑ‚Â puede dar, como en un pase de magia alguien cambiará el mensaje, y ! punto.
¡Pasen, señoras y señores, la función está a punto de empezar!.
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de EconomíÑ‚Âa IQS. Universidad Ramon Llull.
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