Entenderán tras todo lo anterior que los bancos centrales de los países desarrollados se mantengan firmes en su decisión de seguir apuntalando la recuperación de la liquidez en los mercados. Los precios, lamentablemente, han dejado de ser un buen indicador de su normalización.
En estos momentos hay cinco factores que centran (o centrarán) la desconfianza de los inversores a corto plazo. El primero sigue siendo la Crisis de deuda soberana en Europa. Y esta enfocado en la posibilidad de que finalmente no se alcance ningún acuerdo, o que el acuerdo no sea lo esperado, en la próxima Cumbre Europea del 11 de marzo. Desde luego, si el objetivo hasta la Reunión es rebajar las expectativas positivas creadas probablemente tendremos malas noticias en los próximos días. Comenzando por la reunión del Ecofin de la semana próxima. Con todo, no es en estos momentos el único factor de inquietud en Europa. Así, se mira también con desconfianza las próximas elecciones generales en Irlanda con la oposición advirtiendo de la posibilidad de obligar a una reestructuración de la banca irlandesa si las autoridades europeas no renegocian el acuerdo de rescate acordado a finales del año pasado. Un mal precedente, si finalmente se redacta un nuevo acuerdo. Y luego está Portugal.
El segundo factor que genera inquietud en el mercado es la deuda norteamericana. En concreto, la posibilidad, probablemente remota, de que finalmente el Gobierno Obama no llegue a un acuerdo con la oposición sobre la ampliación del tamaño de la deuda. Las tensiones en los tipos de interés a medio y largo plazo en las últimas semanas son una consecuencia de ello. Aunque probablemente un ejemplo menor del impacto negativo en los mercados en caso de que finalmente no se alcanzara ningún acuerdo en marzo.
Naturalmente, no podemos olvidarnos de las tensiones en Egipto. Valorado su riesgo directo en términos de un mayor coste del precio del crudo, resta la necesidad de temer el imponderable de su efecto contagio y el desequilibrio religioso y político a que puede llegar a otros países del área.
El cuarto factor de riesgo se refiere a la inflación en los países emergentes. O también el dilema al que se enfrentan algunos países entre contener la inflación y mantener un tipo de cambio fijo. Pero podría también llegar a ser entre inflación y crecimiento. Esto es lo que realmente teme el mercado.
Y por último no podemos olvidarnos ahora de los precios de las materias primas. Alimentos con precios al alza, ahora explicados por la demanda de gobiernos de países emergentes que intentan acumular reservas de alimentos para evitar tensiones sociales. O la mera especulación de los inversores.
Naturalmente, también tenemos factores positivos. Los mismos que han justificado la recuperación de los mercados de riesgo en las últimas tres semanas. Y los que podría motivar que sigan recuperando posiciones en el futuro. Sin duda. Aunque no antes de que hayamos superado alguna de las incertidumbres anteriores. No todas: esto sería demasiado.
José Luis Martínez Campuzano es Estratega de Citi en España
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