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Un caso en concreto Ѣ€“ 1

Miercoles, 06 de Enero de 2010 Santiago Niño Becerra

Hace unos días recibí un mail de un lector, un mail muy extenso de un lector muy asiduo. A continuación lo reproduzco: tiene moraleja (moralejas, más bien). ilustración

“Mi nombre es (nombre y apellidos) y le escribo desde (nombre de una ciudad española). Deseo comentarle primero mi caso y después le haré algunas reflexiones.

Soy de nacionalidad española, tengo 36 años, como estudios tengo el Bachillerato y un título de Formación Profesional de grado superior de Sistemas de telecomunicación e informáticos, mi profesión es administrador de bases de datos (nombre de una base de datos) y estoy en paro. Durante 12 años serví en (nombre de una empresa), en una sección de comunicaciones, manejando y reparando todo tipo de equipamientos electrónicos (antiguos y modernos).

Lo abandoné en 2003 por un puesto de administrador de sistemas informáticos y bases de datos en una pequeña empresa que se dedicaba a la fabricación de un software para la gestión hotelera. Era un proyecto pionero que se basaba en la web, en el cual los procesos debían ejecutarse en un tiempo mínimo y ocupando el mínimo de ancho de banda. Debo decir que este trabajo me encantaba y allí aprendí los fundamentos de la base de datos (nombre de la base de datos anterior) y de la optimización de procesos en general.

Lamentablemente la empresa se quedó sin financiación a pocas semanas de tener un producto fiable y quebró en agosto de 2005. A raíz de eso fui certificando mis conocimientos mientras trabajaba como subcontratado para el Gobierno de (nombre de una región española) y obtuve (una titulación relacionada con la base de datos ya referida). Pude obtener esta certificación porque mi trabajo en (ese Gobierno regional) tenía un horario práctico (de 8 a 15 horas, de lunes a viernes) y eso me permitía estudiar por las tardes.

Entré en este trabajo porque esa sección gubernamental, que sólo tenía un funcionario, tenía una punta de trabajo (relacionado con esa base de datos) que no podía mantener al día. Cuando vi de que iban las tareas a realizar procuré optimizarlas al máximo de forma que conmigo la punta de trabajo se eliminó y se convirtió en una línea plana y baja, quedando resueltas la mayoría de las tareas a los pocos minutos de haber sido encargadas. O lo que es lo mismo, con mis conocimientos convertí tareas que podían tardar horas en simples tareas rutinarias y extremadamente cortas (estilo “línea de montaje en serie” lo llamo yo).

En febrero de este año 2009 mi subcontrata, una empresa que provee de mano de obra informática barata a organismos oficiales y a compañías hoteleras y de viajes, ya no tenía más trabajo para mi, y me ofrecieron la estimable posibilidad de “reconvertirme” en programador de (nombre de un lenguaje de programación) con el mismo sueldo y horario. Personalmente no vi “decente” el aceptar ese nuevo rumbo profesional porque no tengo conocimientos de este tipo de programación (de otros lenguajes sí pero como hobby) y porque alguien así suele cobrar una tercera parte del sueldo que tenía hasta que posee los conocimientos suficientes. Por tanto solicité que me despidieran (sin exigir indemnización por despido, para quedar “bien” con la empresa) y así podría cobrar el paro mientras me preparaba para una nueva certificación: la última versión de (la base de datos referida).

(También renuncié porque en contra de la creencia general, los programadores informáticos o los que fabrican los programas de ordenador, son los peor pagados en este mundillo ya que en la India y en China hay millones de programadores con muchísimos más conocimientos que hacen los mismos trabajos por mucho menos sueldo). Conozco empresas que ya trabajan así: tienen sus sedes aquí con la mínima infraestructura y encargan a programadores extranjeros la realización de un módulo -un trozo de programa- con unas características de entrada y de salida.

En las sedes sólo se encargan de comprobar la funcionalidad de los nuevos módulos y acoplarlos al software que desarrollan. Puede que este tipo de subcontratación se haya implantado, además de para reducir costes, para tener a buenos profesionales, ya que por aquí cualquiera que se me mira 2 páginas web y hace 4 prácticas ya se considera a si mismo como programador. Como anécdota de este tipo de sub-sub-subcontratación le diré que durante un tiempo circuló el rumor de que la fábrica de zapatos (una marca de calzado) sita en (nombre de una ciudad de una región española) tenía a dos programadores de origen chino que vivían en un rincón de la nave de fabricación y como sueldo tenían un plato de arroz al día).

Siguiendo con mi caso estudié concienzudamente y aunque no deseaba obtener un nuevo empleo (ya que mi momento “crisis” había llegado) vigilé las ofertas de trabajo y no vi nada adecuado para mí. En julio de este año 2009 realicé el examen de certificación en (nombre de una ciudad española) y lo aprobé con una nota alta: a las pocas semanas recibí mi diploma. Mis 5 meses de “desempleo voluntario” habían obtenido su recompensa.

Sin embargo las ofertas de empleo seguían en su baja tónica habitual y decidí realizar además una búsqueda de empleo “activa” (enviando mi currículum con una carta de presentación) a todas las empresas tecnológicas de (su ciudad de residencia) (lamentablemente todas ellas relacionadas con el turismo). Sin embargo a fecha de hoy todavía no he obtenido respuesta de ninguna de ellas ni de las ofertas a las que me había apuntado (casi por probar). Mientras tanto sigo aumentando mis conocimientos sobre las herramientas que acompañan a (la base de datos referida).

Y esta es mi situación a día de hoy: estando certificado en la administración de uno de los motores de bases de datos más potentes y actuales del mercado (compatible con todas las nuevas tecnologías), estoy sin trabajo, sin expectativas de tenerlo y a dos meses de que se me acabe la prestación por desempleo. Vamos, que ya me veo solicitando la limosna de los 420 euros si antes no encuentro un “trabajo-basura” de 900 euros. He de decirle que en mi sector los puestos de trabajo se anuncian exclusivamente por Internet y he visto que en Madrid o Barcelona sí hay ofertas, pero intuyo que desplazarme sería perseguir el ocaso de un moribundo sol, y que cuando dentro de poco estalle la crisis me atrapará en “tierra de nadie”, ya que (fuera de mi ciudad) no conozco ni tengo a nadie.

Ahora me gustaría hacerle una serie de reflexiones”.

Mañana continuaremos con las reflexiones de mi lector y con la respuesta que le di.

(También es un caso concreto: “Airbus abandonnerait l’A400M”, es de Le Monde; fíjense en el comentario: “M. Enders (el boss de Airbus) aurait déclaré qu’il ne “croyait plus у  une poursuite du programme”, et aurait commencé у  préparer sa fin”. ¿Es lógico?, totalmente: el escenario que viene no va a precisar de un elemento como el A400M; pero, ¿se imaginan las consecuencias que esa decisión va a tener para España?).

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economía IQS. Universidad Ramon Llull.

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