El fenómeno trae cola. Un ejemplo en esta línea. Hace un año, la CNMV advirtió a las tasadoras a este respecto y, el pasado julio, publicó una serie de recomendaciones sobre la políÑ‚Âtica de valoración del sector inmobiliario. Ahora, recomienda una ampliación de estas recomendaciones y un mayor control para los tasadores, algo que deberíÑ‚Âa trascender las fronteras nacionales. En el mismo saco, las agencias de ráting han vuelto a saltar a la palestra como protagonistas de la crisis financiera. Tanto la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), como el Banco de España, como el G-20 o el Fondo Monetario Internacional han criticado, sin ambages, los métodos empleados por las firmas de ráting. Los supervisores de los mercados financieros han ido más allá, al abogar por un aumento de control de la actividad no sólo de estas agencias, sino también de las tasadoras de los activos inmobiliarios.
En este encuadre, el recién nombrado vicepresidente de la CNMV, Fernando Restoy, afirmó hace unos meses que “no resultaríÑ‚Âa ocioso abrir una reflexión internacional acerca del marco de autorregulación que existe en la actualidad para la profesión de valorador de activos, tanto inmobiliarios, como financieros, y, al igual que se está planteando sobre las agencias de ráting, considerar una ampliación de los requisitos normativos, asíÑ‚Â como el establecimiento de mayores controles sobre su actividad”. Afirmó que, aunque las inmobiliarias acuden a expertos independientes, “dicho asesoramiento no exime de responsabilidad a los administradores de estas compañíÑ‚Âas”. Añadió que “por ese motivo, tantos las empresas, como los auditores, deben vigilar la idoneidad especíÑ‚Âfica de las técnicas de valoración empleadas por el experto” y ser especialmente “cuidadosos con el desarrollo de procedimientos internos de selección de las compañíÑ‚Âas contratadas”.
Otro asunto interesante. Restoy se mostró contundente en relación a la opinión del regulador sobre el valor razonable o fair value, que ha sido duramente debatido durante las últimas semanas en los organismos internacionales emisores de las normas contables, y afirmó que las reformas radicales de los principios de valoración de activos podríÑ‚Âan suponer “una reducción notoria de la transparencia”. Se mostró “a favor del criterio razonable, ya que mejora claramente la calidad de la información y la realidad económica”.
Y es que los estándares contables han estado en el punto de mira como uno de los motivos que podríÑ‚Âan explicar parte de la actual situación que atraviesa el mercado de capitales. Sin embargo, según Fernando Restoy, “la regla no pasa por modificaciones de las normas contables, salvo en casos muy urgentes”. En relación con la modificación de estos estándares, el vicepresidente de la CNMV ha dicho que “no me parece adecuado apoyar iniciativas unilaterales en la Unión Europea que supongan un distanciamiento de las normas internacionales”, ya que, este tipo de actitud conllevaríÑ‚Âa un costoso retroceso e, incluso, podríÑ‚Âa suponer cierto descrédito de las empresas europeas en los mercados internacionales.
Desde el Banco de España síÑ‚Â apuestan por algunas modificaciones (no en materia contable), como las relativas al tratamiento del valor de los activos realizadas por las agencias de ráting, asíÑ‚Â como la reducción de la complejidad de los instrumentos financieros y un cambio en el actual modelo financiero sustentado en originar para distribuir para “que las próximas crisis sean diferentes y de menor intensidad a la actual”. Roldán, del Banco de España, dijo hace unos meses que el conflicto de intereses en las agencias de ráting, que comenzaron a ver “cómo aumentaban sus ingresos por otros servicios diferentes a los tradicionales, les llevó a calificar con triple A instrumentos inestables”.
Por eso, consideraba que “un cambio de nomenclatura es elemental y evitaríÑ‚Âa problemas futuros”. “Es más fácil vender un triple A que, por ejemplo, un triple Z”, dijo Roldán, pero no exonera a quienes teníÑ‚Âan los elementos de información que indicaban el elemento caracteríÑ‚Âstico del riesgo, como la elevada rentabilidad.
¿En EEUU? Ya lo saben: permisividad al máximo en la contabilidad y en las recomendaciones. Todo vale para que las Bolsas sigan subiendo, aunque sean con cuentas hechas de abajo a arriba ¿El futuro? Ya se verá.
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