La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

UN TRIMESTRE SIN CALIDAD NI CANTIDAD

Moisés Romero - Martes, 29 de Marzo
{mosimage}Los viejos bolsistas enseñan que el primer trimestre del año tiene una significación especial tanto en calidad como en cantidad. Primero, porque marca muy bien las lí­neas de actuación de los profesionales del mercado durante el periodo. Segundo, porque el músculo logrado servirá para mantener la despensa bien provista de cara al conjunto del año. Sucede, no obstante, que el primer trimestre del ejercicio no ha reportado ni lo uno ni lo otro. El profesional, como el bolsista, debe seguir en el terreno de juego si quiere conseguir algún  fruto, porque el primer trimestre, que ahora termina, ha dado poco de sí­. No pasará a la historia.
Hasta ahora el especialista sólo ha tenido buenas palabras con el cliente. Ha sido un contacto dialéctico, que no se ha plasmado en nada concreto. El cierre del primer trimestre sirve, no obstante, para que los gestores y los profesionales del mercado enví­en relaciones detalladas de los movimientos, en el debe y en el haber, de las cuentas de los clientes que administran. La realidad es la que marcan los números. No hay muchos teñidos de rojo, pero tampoco réditos que considerar. El primer trimestre se despide como vino, con las manos a la espalda, sin alforjas y lo que es peor, sin mimbres con los que confeccionar mejores cestas.

En el curso actual de la Bolsa comparecen con la misma soltura los alcistas y los bajistas. A ello se acojen los especialistas para retener a una clientela disgustada, insatisfecha por la debilidad de sus cuentas de resultados durante el primer trimestre. Los más optimistas señalan que el hecho de que los mercados hayan aguantado el tipo en coyuntura tan adversa como la vivida es el mejor ejemplo de fortaleza de la Bolsa, de tal modo que cuando el entorno enseñe una cara más amable los cambios subirán con decisión. Los pesimistas, por su parte, mantienen la tesis de que los malos fundamentales del momento se mantendrán o incluso, empeorarán en algunas partidas, principalmente en las que se refieren al dólar y al precio del petróleo.

Argumentos como los expuestos, aunque contrarios, están colmados de realidad. O si se prefiere, todo sigue como estaba, con la Bolsa colocada en la lí­nea de salida presta para disputar una gran carrera. Lo importante en este caso, es la victoria. Los inversores no se contentan con el simple hecho de participar. El dinero quiere rendimientos magros y mantiene su apuesta firme en las acciones como la alternativa más válida. Quizá es ésta la referencia destacada del primer trimestre, la buena posición de las acciones en las estrategias inversoras de los grandes gestores ante el deterioro de otras fórmulas como los inmuebles y la renta fija.

La subida de los tipos de interés decidida, mantenida y proyectada por la Reserva Federal de Estados Unidos ha obligado a muchos participantes en el mercado a nadar y guardar la ropa, principalmente a quienes se han sumergido en inversiones concretas en inmuebles y en rena fija. El alza de tipos de interés complica la especulación inmobiliaria al máximo, a la vez que procura pérdidas fabulosas a los más atrevidos operadores en los mercados de bonos. En este último apartado, el alto apalancamiento permite ingresos extraordinarios en situaciones de tendencia bajista, como la de los últimos años, pero hace tambalear a muchas fortunas cuando la evolución es la contraria.

En este primer trimestre que se va, llama la atención sobremanera, el mantenimiento de la volatilidad en niveles muy bajos pese a la agresividad que han manifestado activos con influencia directa en los mercados de renta variable como el petróleo, los bonos o la evolución errática del dólar. Para determinados observadores, este hecho augura mejores momentos bursátiles. Ese es el deseo de la mayorí­a.

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Moisés Romero




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