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TRES CICLOS BURSÁTILES EN BUSCA DE AUTOR

Moisés Romero - Lunes, 25 de Abril
{mosimage}Hay momentos en los mercados en los que la mayorí­a de los participantes recurren a las teorí­as más diversas para tratar de llevar el ascua a su sardina, que es lo mismo que decir que se resisten a abandonar los salones de cotizaciones en busca de otros aposentos o alternativas de inversión más interesantes o al revés, deciden abandonar en estampida los mercados, como ha sucedido en los últimos dí­as. La irrupción de la primavera ha traí­do a las mesas de operaciones viejos libretos de filosofí­a bursátil con los que entretenerse. El más leí­do en las últimas semanas es el que abunda en el análisis combinado de los ciclos económicos, los de tipos de interés y los referidos a los resultados empresariales. Un totum revolutum de lectura compleja. Entre estos ciclos se impone, ahora, el de los resultados empresariales. Mañana será el de los tipos de interés y más tarde, el de los ciclos económicos.

Las dificultades por las que atraviesan los mercados de acciones desde comienzos de año hacen ricos a los vendedores de manuales. Se trata de buscar referencias para justificar el momento actual. No es la primera vez que en la Bolsa confluyen expectativas inflacionistas, determinantes de subidas de tipos de interés, con incertidumbres sobre el estado de salud de la economí­a y menores avances en los resultados de las empresas que cotizan en los mercados. Así­, un sinfí­n de supuestos y simulaciones inundan desde hace semanas las mesas de los principales gestores bursátiles.

El estratega de un banco de inversión se preguntaba hace unos dí­as: ¿existe realmente el ciclo de tipos para las bolsas? ¿y el ciclo de la deuda de las compañí­as? ¿y la valoración de estas mismas compañí­as? La respuesta, el consenso, es que el alza de los tipos de interés siempre conlleva el deterioro de las expectativas bursátiles, el apaciguamiento del ánimo inversor, aunque el impacto es pura coyuntura, según lo observado en ciclos anteriores. Las Bolsas bajan con la expectativa de subidas de tipos y se recuperan cuando los tipos se han asentado al alza, es decir, cuando permanecen quietos. Del nivel alcanzado por éstos dependerá luego, la prima de riesgo inherente a la inversión en acciones.

Respecto al denominado ciclo de la deuda empresarial, los expertos señalan que en la actualidad las tasas de default son muy bajas dado el severo ajuste de la deuda en los últimos años. Ello impedirí­a un repunte rápido de los spread de crédito. Ahora, el ratio deuda sobre capitalización en Estados Unidos, sin considerar el sector financiero, alcanza el nivel más bajo de los últimos años, a la vez que el ratio de cash sobre capitalización, también sin el sector financiero, sube hasta el nivel más alto de los últimos años. Esta combinación significa, para muchos, una lectura positiva para las bolsas.

Es el tercer ciclo, el de la evolución de los beneficios empresariales el que más influye a corto plazo en el mercado al estar marcado por la moderación en su ritmo de aumento sobre lo observado durante los dos últimos años. Con los datos que manejan los expertos, el beneficio promedio de las empresas que componen el S&P 500 subirá un 8% este año, aunque serán claves los resultados del primer trimestre. El crecimiento esperado es un 65% menor que el registrado en 2004 y ello pone nerviosos a muchos gestores e inversores.

Sólo los analistas más frí­os destacan que los resultados de los dos últimos años parten de bases comparativas excepcionalmente bajas y que el promedio histórico de crecimiento del beneficio de las empresas del S&P 500 es del 6%, con lo que la tasa esperada es muy favorable. Lo peor, en términos de valoración, es que con estos resultados el PER estimado para el S&P 500 es de 18 veces, un múltiplo por encima de la media histórica aunque por debajo de las 30 veces que alcanzó en 2000.

Con los datos de cierre de la semana pasada más de la mitad de las compañí­as que han presentado resultados dentro del S&P 500 han superado las previsiones; la cuarta parte se ha ajustado al guión y la otra cuarta parte ha defraudado. El ratio de sopresas positivas sobre negativas es de apenas 2,2 puntos ¿por qué la desconfianza del mercado? Un estratega comentaba hace unos dí­as que hay un factor fundamental y otro técnico. En el primero, la desconfianza mostrada por las compañí­as hacia el futuro: un ratio de profit warnig sobre mejores perspectivas que sube hasta 2,1 puntos. Pero también hay razones técnicas o chartistas detrás de las caí­das recientes, añadí­a, como la escasa fuerza de los mercados para acometer nuevas subidas.

Sobre la mesa, en fin, la combinación de tres ciclos de máxima actualidad. La pregunta es por dónde va a tirar el mercado. No sólo de resultados viven las Bolsas. La sensación es de que el dinero quiere más garantí­as que abarquen a todos los ciclos comentados, algo así­ como un imposible.

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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