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SOL Y PLAYA

Santiago Niño Becerra - Jueves, 09 de Junio

Parecí­a que en relación al subsector turismo todo estaba ya dicho, pero no. La secretarí­a general de Turismo ha dicho, por boca de su secretario general, que España debe potenciar la utilización de su activo fundamental en materia de turismo: el sol y la playa, eso sí­, poniendo el acento en el turismo familiar. El motivo: el mayor número de turistas que año tras año viene al reino ha reducido su estancia media; además, su tendencia de gasto individual medio muestra una lí­nea estancada (decreciente en términos reales), lo que es fatal teniendo en cuenta que el subsector turismo genera un 11% del PIB nacional; y para acabar, es peligroso el sesgo que en ciertas zonas está tomando la oferta turí­stica en España: turismo de alcohol y turismo sexual.

¿No encuentran Uds. muy triste que el único reclamo con enjundia que España puede ofrecer a los ciudadanos de otras latitudes sea el sol que -gratis- nos baña y las playas -atiborradas de bañistas- que nos circundan?. Los máximos responsables polí­ticos y técnicos -Exceltur, la patronal que agrupa a las principales empresas del sector, piensa lo mismo- creen que el número de turistas que nos visita -53,6 millones en el 2004: 1,34 por cada español- ya es suficiente (?), ahora deben permanecer más tiempo en el territorio patrio y tienen que gastar más, todos y cada unos de ellas y ellos, y a ello se van a dedicar esfuerzos y dineros. Recordemos la génesis del sector turismo en España.

A mediados de los años 50, España era un paí­s deshecho tras tres años de guerra civil y mí­sero tras quince años de dictadura y autarquí­a (las cartillas de racionamiento estuvieron vigentes hasta 1951). Por los mismos años, muchos europeos ya habí­an alcanzado un nivel de renta que les permitió pensar en pasar unos dí­as alejados de sus frí­os ambientes pero que no les permití­a ir a la Cí´te d'Azur ni a la Riviera; España, un paí­s de alcohol barato, sin servicios pero con precios ridí­culos, y con muchas playas y mucho sol, fue su destino, y para España ese pensamiento fue una de las tres patas sobre las que se sostuvieron los Planes de Desarrollo. Y el tiempo fue pasando y todos hemos ido llegando a la situación actual.

Dicen algunos expertos en turismo que el problema turí­stico del Reino de España es la competencia de otros lugares, pero no, ese no es el problema del subsector turismo español; el problema número uno es que España, de verdad, de verdad, hoy tan sólo tiene ?sol y playa' para ofrecer; el número dos, que España, hoy, no tiene calidad suficiente en servicios turí­sticos como para ofrecer algo distinto al ?sol y playa'; el tercero, que España se ha vuelto un paí­s caro para lo que ofrece: su sol y sus playas.

Uno de los principios que rigen en las áreas monetarias es que los diferentes precios en ellas vigentes tienden a igualarse, pero no sus rentas. Las rentas de los ciudadanos británicos son más elevadas hoy que hace veinte años, pero los precios de las zonas turí­sticas españolas han crecido en esos veinte años mucho más que lo que lo han hecho las rentas de los súbditos de Elizabeth R.; en consecuencia, aunque los gustos y preferencias de algunos de esos turistas británicos se hayan sofisticado, lo que esos algunos están dispuestos a pagar por su disfrute es menor que el precio que por ese disfrute se les exige en España, por lo que reducen su estancia y/o gastan menos aquellos que deciden venir; si a eso añadimos las posibilidades que brinda Internet, llegamos a la situación actual que está viviendo nuestro turismo.

La solución no es decir a los cincuenta y pico millones de turistas que nos visitan que estén más tiempo tomando el sol en nuestras playas y que gasten más durante el tiempo que lo hacen, la solución está en ofrecer otra cosa a, posiblemente, otra gente; en dar de otra manera unos servicios, posiblemente, distintos. Claro que, algo así­ tiene consecuencias, y continuar como estamos, también, pero más adelante.

Recuerdo que en las dos ocasiones en que estuve en Cuba, la cantinela de todo aquel que, de una u otra manera, estaba vinculado con el turismo era decir que se buscaba el turismo familiar; aquí­ también se dice y posiblemente, también lo dirán los expertos croatas en turismo, y los marroquí­es, y los griegos. ¿Habrá en Europa -y donde sea- un número suficiente de familias como para cubrir las expectativas de todos los posibles destinos turí­sticos existentes?.


Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economí­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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