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TRES PUNTOS, TRES RAYAS, TRES PUNTOS

Santiago Niño Becerra - Viernes, 10 de Junio

En 1844 entró en funcionamiento en USA la primera lí­nea telegráfica del planeta, una lí­nea que uní­a las ciudades de Washington y Baltimore. Once años después, en 1855, la compañí­a Siemens fabricó un telégrafo que hizo historia porque su uso se expandió por toda Europa. En 1887, treinta y dos años más tarde de que la compañí­a alemana lanzase su aparato, ¡treinta y dos!, el ingenio llegó al Reino de España.

Recientemente se ha celebrado el 150º aniversario de la emisión del primer telegrama en el reino y ese evento deberí­a hacernos reflexionar. En los múltiples actos que acompañaron a la celebración se comentó que los primeros pasos de la telegrafí­a son comparables a los de Internet, pero eso no es totalmente así­.

El telégrafo brindaba la posibilidad de comunicarse en un tiempo muy, muy reducido, pero esa comunicación era ?punto a punto'; Internet posibilita la comunicación instantánea multipunto, aportando la interactividad y la proactividad en la comunicación.

Lo anterior quiere decir que si, antes, el retraso tecnológico fue fundamental para frenar el crecimiento y la expansión económica, hoy lo es más aún; en otras palabras, no contar ayer con la tecnologí­a pertinente significaba continuar anclado en la Era Agraria -España sabe mucho de eso- pero, al menos y aunque muy atrasados, los ciudadanos de ese paí­s atrasado podí­an sobrevivir. Hoy, no disponer de las tecnologí­as necesarias, no tener acceso a las nuevas que constantemente se van produciendo, no tener el nivel de conocimientos precisos para implementar esas tecnologí­as, supone caer en el agujero de la postración más absoluta.

El sistema terrateniente y señorial imperante en España, su prácticamente total falta de mentalidad emprendedora, su visión de la realidad anclada en figuras y en elementos superados, su sistema polí­tico caciquil y clientelista, hicieron que España perdiese 120 años, que arrojase por el sumidero de su historia 120 años.

Hoy España es uno de los paí­ses de la UE en los que, a nivel general, menos está implantada la sociedad de la información y uno en los que menos se está utilizando en términos económicos las herramientas que la sociedad de la información brinda: ¿estamos reeditando el pasado?. Pero que nos lancemos por la senda que abre la sociedad de la información tiene consecuencias profundas: ¿estamos dispuestos a aceptarlas?. Terrible dilema, ¿verdad?.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economí­a URL. Universidad Ramón Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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