La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

2010

Santiago Niño Becerra - Viernes, 01 de Julio

¿Qué demonios sucede con el año 2010?. La Agenda de Lisboa pretendí­a convertir a la UE en la zona más potente del planeta a base de conseguir aumentos en la productividad europea, en el 2010. La Agenda 2010 plantea redireccionar la economí­a alemana recortando el modelo de protección social hasta donde haga falta y tener completada la tarea, en el 2010. Ahora el Ministerio de Educación del Reino de España ha presentado un catálogo orientado a mejorar la educación formativa de los jóvenes españoles cuyos resultados se esperan obtener, también en el 2010. Pues, ¡vaya con el añito!.

 

De este decálogo presentado por el Ministerio vale la pena resaltar lo referente a la Formación Profesional (FP).

España tiene un déficit clamoroso en FP; España tiene pocos graduados en FP y su calidad media no es todo lo elevada que los requerimientos actuales precisarí­an, a diferencia de, por ejemplo, Alemania. ¿Por qué España tiene esta carencia?.

La FP siempre ha sido el patito feo del cuadro educativo español y, como en otros aspectos de la realidad española, su causa es histórica. Durante el franquismo, el anhelo de la inmensa mayorí­a de las familias españolas estuvo puesto en que, al menos, uno de sus hijos ?fuese a la universidad' porque, de hecho y en términos relativos, pocos jóvenes españoles accedí­an a la universidad, las carencias formativas y las bajas rentas medias lo dificultaban, por lo que la tasa de universitarios española era una de las más bajas de Europa.

Cuando llegó la democracia a España, uno de los objetivos polí­ticos que los nuevos gobiernos se plantearon fue elevar esa tasa y para lograrlo, la polí­tica educativa fue modificada. La población universitaria comenzó a dispararse pero, a la vez, en muchas de las familias españolas empezó a instalarse una cantinela cuyos efectos llevamos años pagando: ?el hijo listo a la universidad y el hijo tonto a la FP'. Si a esto añadimos que la mayorí­a de esfuerzos por parte del Estado y de las CC AA fueron aplicados a la universidad, el resultado fue -es- una FP, en gran medida, devaluada.

Alemania es uno de los paí­ses en los que la FP es más potente, pero el paí­s del Rhin no inició ayer su polí­tica de fomento de la FP, al contrario, Alemania lleva desde la fundación del Imperio Alemán, en 1870, promocionando su FP; el resultado es un modelo en el que centros educativos, gobiernos regionales y compañí­as, participan conjuntamente en programas de formación y prácticas. Nada que ver con lo que sucede en España.

El modelo económico español es un modelo especializado en bienes y servicios de medio y bajo valor añadido, en gran medida porque ese modelo tiene carencias inversoras y porque adolece de la falta de una FP potente, de tal modo que ese modelo entra en una especie de cí­rculo vicioso que empeora aún más su situación. Ignoro si en España sobran licenciados en Historia del Arte, o en Administración y Dirección de Empresas, pero es evidente que faltan buenos técnicos en hostelerí­a o en soldadura; faltan hoy y faltaban hace diez años.

Bien, seamos optimistas; tal vez este decálogo solucione un problema crónico de la economí­a española, tal vez; pero la lógica parece desmentirlo: cinco años para lograrlo parece muy poco tiempo frente al retraso de setenta que en este tema llevamos arrastrando.

 
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economí­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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