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NEW YORK, MADRID, LONDON

Santiago Niño Becerra - Martes, 19 de Julio

El ¿atentado?, ¿ataque?, del jueves 7 de julio en Londres ha vuelto a sacar a la palestra un sin número de teorí­as que ¿explican?, ¿intentan explicar?, las razones de las masacres habidas en las tres ciudades que configuran el tí­tulo; a la vez, ha vuelto a reeditar el catálogo de ¿soluciones? para evitar que vuelvan a producirse en otros lugares del planeta.

Las explicaciones que se han dado y que se dan son casi infinitas, algunas rozan la polí­tica ficción, y algo parecido sucede con las soluciones que se proponen. Hace algunos años, bastantes, mucho antes del 11-S, tuve la suerte de mantener un par de charlas con el presidente de la Cámara de Comercio israelí­ en Barcelona, una persona de mediana edad que conocí­a a un gran número de polí­ticos y hombres de empresa, israelí­es, españoles y del resto del mundo. Ese hombre, entre muchas otras, tení­a una virtud: no evitaba ningún tema, por polémico que este fuese. Por este motivo, le expuse, ante una taza de un magní­fico café, una teorí­a que, desde siempre habí­a bailado en mi cabeza.

"Tras el mensaje que para el capitalismo supusieron la revolución rusa del 17 y el intento alemán del 19 y con la miseria que se instaló en Europa tras la II Guerra mundial y el peligro que esa extrema pobreza representaba para los intereses capitalistas, el sistema de mercado comprendió que su supervivencia dependí­a de la estabilidad de la clase obrera y entendió que la mejora en las condiciones de vida de ésta generarí­an innumerables oportunidades de negocio que él aprovecharí­a. El Plan Marshall, el modelo de protección social, el aumento de la renta personal de los europeos y la puesta en marcha de opciones polí­ticas como la Democracia Cristiana italiana eliminaron los peligros de un estallido social. ¿No cree Ud. que si aconteciese algo semejante en los paí­ses árabes, en general, y entre los palestinos, en particular, sucederí­a, en no demasiados años, algo parecido a lo que pasó en Europa?".

El hombre de negocios israelí­ me escucho en silencio durante toda mi exposición; instantes después de que finalizase, me respondió raudo: "Por descontado, y el Gobierno israelí­ lo sabe; el problema estriba en la financiación de todos los proyectos que serí­a necesario acometer".

En la evolución cercana del pensamiento humano, el siglo XII fue crucial porque durante su transcurso alguien se planteó, por primera vez, por qué la religión y el poder polí­tico debí­an formar una misma cosa, y por qué la razón habí­a de estar supeditada a la fe, y el primero que se lo planteó -que se sepa- fue un filósofo musulmán: Averroes; bastantes años después, a principios del siglo XIV, Guillermo de Ockham se planteó, en Inglaterra, algo parecido y llegó a la conclusión de que los Papas no tení­an ningún derecho a ejercer el poder temporal. A partir de aquí­, en Occidente, comenzó, lenta pero imparablemente, la separación entre Iglesia y Estado y más tarde, la división entre los poderes legislativo, ejecutivo y judicial; en Occidente, no en las áreas de religión musulmana. Y así­ estamos.

Hoy, en los paí­ses musulmanes, y a pesar de que algunos de sus Estados hayan adoptado el aspecto de democracias formales, la filosofí­a que embebe todos los órdenes de la vida, todos, es la misma que Averroes criticó, filosofí­a que es utilizada de mil y una maneras distintas por todos aquellos a quienes beneficia la inestabilidad reinante en el entorno musulmán. Una situación que imposibilita poner fin a la miseria en la que se encuentra sumido el pueblo musulmán y que continuará siendo el caldo de cultivo del llamado terrorismo islámico. Únicamente los 0,7s y las condonaciones de deuda no van a servir absolutamente para nada. Ya lo verán

 
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economí­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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