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PRIORIDADES

Santiago Niño Becerra - Miercoles, 10 de Agosto

En los años 60 las cosas de la polí­tica estaban muy claras. El espectro polí­tico se encontraba muy ní­tidamente dividido entre la izquierda y la derecha y no existí­a posibilidad de confusión escuchando los mensajes que una y otra desgranaban a través de los medios.

De un lado, la izquierda no marxista hablaba de redistribución de la renta, de expandir el modelo de protección social, de incrementar el papel del Estado en la economí­a hasta donde hiciese falta, de igualitarismo, de crecimiento para todos; la izquierda marxista formaba un pool alrededor de la URSS y el sistema de economí­a planificada. Todo muy claro. De otro, la derecha democrática decí­a ... cosas muy parecidas a la izquierda no marxista; nunca puso en duda el papel del Estado como dinamizador económico, jamás cuestionó el modelo de protección social, ni la necesidad de igualar rentas; de la derecha no democrática, mejor no decimos nada. Es decir, también todo muy claro. Conclusión: en los 60 el "Centro" era un punto virtual, matemático, una entelequia geométrica inexistente en el mundo real, un ?algo' al que nadie se adherí­a por mera imposibilidad; hoy todo esto no es más que un recuerdo perteneciente al paleolí­tico de la historia.

Hoy el espectro polí­tico es infinitamente más simple. Dejando al margen opciones ultraminoritarias de extrema izquierda y de extrema derecha, lo único que existe es un macrocentro, un centro gigantesco en el que, de una u otra manera todos los partidos polí­ticos tienen cabida; un espacio en el que el debate ideológico ha desaparecido y donde las diferencias son de matiz, y, ¿qué es lo que uniformiza todas las opciones?, pues, ?lo que hay que hacer'.

Hoy todas las opciones de gobierno, todos los programas, todas las acciones propuestas por los partidos que gobiernan y por los que están en la oposición se encuentran filtradas por la racionalidad de ?lo que debe hacerse' a tenor de lo que marca la racionalidad económica; existen interpretaciones, sí­, también puntos de vista, pero tan sólo una opción para lo fundamental; el ejemplo más reciente lo hemos vivido hace escasos meses: ¿cuáles eran las verdaderas diferencias entre las propuestas que conservadores y laboristas británicos desgranaron en sus manifestos de cara a las elecciones de Mayo?. Esa, y no otra, es la verdadera novedad que introdujo el proceso globalizador: la eliminación de las fronteras, la asimilación de los planteamientos, la igualación de las prioridades.

¿Se imaginan que sucederá cuando se produzca la convergencia de los matices?.

 
Santiago Niño Becerra. catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economí­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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