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JUEGOS

Santiago Niño Becerra - Viernes, 12 de Agosto

Es muy posible que en el último mes hayan pegado a su/sus hija/o/as/os y/o sobrina/o/as/os más de una bronca por el tiempo que dedican a jugar con consolas y ordenadores; seguramente les habrá parecido que esas/os niñas/os y muchachas/os (menos ellas que ellos) disponen de un arsenal de adminí­culos electrónicos, de una montaña de juegos, en los que han dejado una pasta gansa y con los que pasan un tiempo desmesurado.

Ignoro los casos que, en relación con lo anteriormente dicho, Uds. viven diaria u ocasionalmente, pero les aseguro que se quedan en mantillas con los Top Ten del mundo de los juegos; si no me creen vayan a http://www.nescapades.com/gameroom.htm y cerciórense; eso si, mejor se apalancan bien en la silla en la que están sentados, no sea que se caigan de la impresión.

Como habrán reparado, varias de las configuraciones que aparecen en las imágenes a las que acaban de acceder cuestan muchos miles de dólares y de euros, entre otras razones, porque sus tripas están llenas de la última tecnologí­a que acaba de salir al mercado; de hecho, dudo mucho que Uds. en sus despachos y empresas dispongan de la tecnologí­a que hoy están utilizando los forofos y forofas de los videojuegos. ¿Cuál es el motivo de este alarde tecnológico?.

Según parece, los dos motores que hoy están tirando de la investigación en el entorno informático son los requerimientos militares y los videojuegos. Los videojuegos son crecientemente más reales, lo que requiere velocidades de proceso en aumento e ingentes capacidades de movilización de información, lo que significa elementos más potentes, mejores refrigeraciones y complejidades al alza.

Nos encontramos en un momento en el que las experiencias obtenidas a través del entretenimiento generan unas cifras de negocio espectaculares, pero la obtención de esas experiencias no es, ni gratis, ni fácil. La obtención de esas experiencias requiere una tecnologí­a de punta así­ como la actualización permanente de esos activos tecnológicos; a la vez, es preciso un conocimiento exhaustivo de esa tecnologí­a a fin de obtener las más avanzadas sensaciones.

¿Se dan cuenta del negocio?. ¡Es perfecto!. De entrada, es preciso pertrecharse convenientemente; después, hay que adquirir los juegos (cada vez es más complicado replicarlos). Quien eso hace ya está metido en la rueda: nuevos juegos que requerirán nueva tecnologí­a y nuevos conocimientos; y así­ sucesivamente: nuevo y mayor negocio irán generando quienes busquen obtener nuevas y más atrayentes experiencias, pero siempre sabiendo que mañana será posible el acceso a un mayor placer.

Bueno, está bien; pero, ¿se han dado cuenta de dónde radica el truco?. Esta historia se sustenta en una renta permanentemente suficiente y/o en una capacidad de endeudamiento creciente. Cierto es que la tecnologí­a hoy es más barata de lo que era ayer, pero el mundo de los videojuegos se basa en el principio de que el gasto en entretenimiento va a continuar aumentando. ¿Se imaginan que sucederí­a con parte de la investigación en informática si ese principio dejase de cumplirse?.

 
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economí­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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