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Santiago Niño Becerra - Viernes, 19 de Agosto

No se si recordarán que a principios de Junio del presente año, un jugador de un equipo de balonmano de la ciudad de León, el Ademar, fue noticia al intervenir el ayuntamiento de la ciudad en los intentos de fichaje desplegados por el Barcelona. El jugador, Juaní­n Garcí­a, tení­a una ficha en el Ademar que ascendí­a a 60.000 euros anuales, mientras que la oferta del Barcelona ascendí­a a 108.000. En este punto intervino el ayuntamiento.

El Ayuntamiento de León declaró que el jugador no podí­a irse porque, casi, casi, era un monumento ciudadano y los monumentos no se venden; por ello, dijo estar dispuesto a doblar la mejor oferta que Juaní­n Garcí­a tuviese; la razón: el ayuntamiento debe velar porque la ciudad tenga lo que la ciudad quiere, según manifestaciones del concejal de deportes. Hasta aquí­, ?la cosa' es increí­ble, pero al tema se añade un agravante: el ayuntamiento de León se halla fuertemente endeudado.

Repasemos el tema. Un ayuntamiento financia sus gastos, en teorí­a, con el dinero que recauda de las personas empadronadas en el municipio que rige; también, bajo determinadas circunstancias, un ayuntamiento puede recibir fondos de entidades provinciales, comunitarias y/o estatales; pero todos esos fondos tienen un común denominador: su origen público.

Por otra parte, la inmensa mayorí­a de los municipios del reino se caracterizan, en mayor o menor medida, por un sin número de carencias en equipamientos y/o servicios, carencias que padecen las personas en ellos empadronadas, es decir, las personas que pagan las contribuciones con que se financian los municipios.

En nuestro caso, un ayuntamiento se ofreció, independientemente de que estuviese dispuesto a llevar su oferta hasta el final, a pagar con dinero público una operación cuya utilidad era más que dudosa para la mayorí­a de sus contribuyentes y nula para el municipio; pero, además, dándose el caso de que ese ayuntamiento arrastraba una cuantiosa deuda contraí­da por operaciones anteriores. ¡Por favor!, ¿a dónde estamos llegando?, ¿a dónde hemos llegado?.

Ignoro, absolutamente, como acabó el asunto del jugador, si ahora he sacado este tema que he recuperado de mi hemeroteca ha sido porque, en estas fechas, muchos ayuntamientos -demasiados- pueden tender a ?estirar más el brazo que la manga' a la hora de comprometer gastos a pagar con dinero público, gastos cuya necesidad puede ser puesta en duda y gastos cuya utilidad -pública- puede ser calificada de prácticamente nula.

 
Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economí­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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