La onza de oro ha entrado en un movimiento de vértigo. Después de aproximarse a los 550 dólares, el nivel más alto de los últimos veinticuatro años, cae hasta los 520 dólares para volver a remontar.

La especulación más atroz se ha instalado en la Bolsa de metales alentada por la buena demanda proveniente de India y del sudeste asiático.

Con el inicio del año, los futuros del oro han vuelto a la carga acercándose a lo largo de la sesión a su nivel más alto en tres semanas y marcando el nivel más alto desde 1981. El oro de febrero alcanzó su máximo de sesión, en 533,20 dólares por onza en el mercado de Nueva York, un nivel que no se veíт­a desde el 12 de diciembre cuando los precios alcanzaron los 543 dólares, una máxima intradíт­a alcanzada hace casi 25 años.

No se trata, por tanto, de un fenómeno financiero fruto del miedo o del temor a la inflación, porque el oro hace mucho tiempo que dejó de ser patrón-moneda. Especulación pura y dura, con los fondos de alto riesgo apalancados en la Bolsa de metales. Fondos que disparan contra todo lo que se mueve y ahora toca el oro.

Los futuros del oro siguen consolidando los máximos de 24 años por la continuidad de las compras especulativas y de fondos, según los expertos. En la división de metales COMEX de la Bolsa Mercantil de Nueva York el oro para entrega en febrero han superado con holgura los 530 dólares la onza, el nivel más alto para un contrato referencial desde abril de 1981, para luego bajar, y luego volver a subir. Los precios han subido más de un 20% en lo que va de año. La debilidad del dólar ha sido factor añadido en este proceso.

Se une el consumo desaforado, con fines industriales, de las economíт­as más pujantes. India y China son los principales demandantes del oro, aunque no tanto como para justificar este fenómeno.