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Moisés Romero - Miercoles, 16 de Febrero

{mosimage}La gran banca de inversión anglosajona ha vuelto a tocar la trompeta. Receló a final de 2004 del comportamiento de las Bolsas en los inicios de 2005, por aquello de las valoraciones ajustadas, pero parece mostrarse ahora a gusto con lo que rodea a la actividad de los mercados de acciones. Los mejores estrategas de Wall Street comienzan a destapar el tarro de las esencias y a situar la inversión en Bolsa en el epicentro frente a otros activos como el inmobiliario o los bonos. Este fenómeno, ahora en ciernes, anticipa siempre grandes movimientos porque, con frecuencia, la masa de inversores sigue a los más poderosos.

Los estrategas de Lehman han sido los primeros en abandonar la guarida y salir a la luz para airear las excelencias que, a su modo de entender estos asuntos, ofrece la inversión en Bolsa. Por lo pronto han subido su previsión de los beneficios de los valores que integran el S&P de 71,75 a 72 dólares. Del mismo modo, han subido el porcentaje de renta variable en su cartera modelo desde el 65% actual al 70%, bajando proporcionalmente la parte de efectivo y bonos. Bank Of America desestima, por su parte, invertir en bonos y mantiene la cartera de acciones.

Cuentan en Wall Street que en los próximos dí­as saldrán más bancos de inversión a los medios, con rectificaciones en sus estimaciones anteriores porque unos suelen copiar o seguir los pasos de otros, o alrevés. Sucede lo mismo que cuando una firma de Bolsa de peso significativo recomienda o empeora un valor. A continuación se unen más firmas del mercado, grandes y pequeñas validando una tesis que quizá, nació muerta. Tanto se repite un esquema que al final se cumple.

Al margen del seguidismo histórico que manifiestan analistas y crí­ticos, los expertos más frí­os reparan en esta mejora rápida de las expectativas y concluyen que si se cumplen las previsiones, principalmente la relacionada con el aumento del beneficio medio por acción, las Bolsas subirán este año más del 10% que preconizaban los bancos de inversión en enero. Hay que observar con detenimiento, no obstante, la segunda pata de la silla, la de los tipos de interés. Alzas pausadas serí­an bien recibidas por los mercados.

En este esquema, el tercer punto de apoyo está en la propia expectativa económica. La última referencia la encontramos en la presentación de los presupuestos de Estados Unidos para 2006. George W. Bush estimó que la economí­a norteamericana y la inflación de la primera  se desacelerarán menos este año de lo que se estimó en diciembre. Así­, se espera que en 2005 se produzca una subida del PIB del 3,6%, frente al 3,5% estimado inicialmente. El í­ndice de precios de consumo crecerá un 2,4% este año, frente al 2% pronosticado inicialmente. En 2004, el PIB subió un 4,4% mientras que el í­ndice de precios creció un 3,3%.

De este modo, la mejora bursátil está servida. Hay no obstante, que contar siempre con los imponderables, porque son las reglas de juego.

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Moisés Romero




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