La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

GUARDIAS Y LIMPIABOTAS

Santiago Niño Becerra - Lunes, 15 de Mayo
{mosimage}Cuando, el díт­a 27 del pasado mes, leíт­ en La Carta que diariamente Moisés Romero publica en este sitio la descripción del comentario que, a la salida de Casa Perico, un policíт­a municipal habíт­a realizado al portero de la esquina en relación a la evolución de las acciones de una eléctrica, a mi mente vino la ¿anécdota? que sobre un hecho parecido en una ocasión explicó el padre del presidente John Fidzgerald Kennedy; el políт­tico, empresario, colaborador de Franklin Delano Rossevelt y embajador en Londres, Joseph Kennedy.

En una ocasión, tras el crash de 1929, a Joseph Kennedy se le preguntó el motivo por el cual no habíт­a perdido ni un centavo en el hundimiento bursátil del Viernes Negro. El padre del asesinado presidente, sin inmutarse, respondió que habíт­a decidido salir de la bolsa tras oíт­r la conversación de dos limpiabotas. Ante los rostros de sorpresa de su concurrencia, Joseph Kennedy relató lo sucedido.

En aquellas épocas, era usual la existencia de salones de limpiabotas y de limpiabotas itinerantes, y usual, también, era que los hombres de pro acudieran a esos salones a fin de dar lustre a su calzado. Muy próximo al lugar en el que Joseph Kennedy teníт­a su despacho se hallaba instalado uno de estos salones, lugar que Kennedy solíт­a frecuentar antes de entrar en su office.

Poco antes del crash, Kennedy entró en ese salón limpiabotas, se sentó en uno de los mullidos sillones, colocó sus pies sobre el anaquel y desplegó un periódico; en el acto, un limpiabotas -afroamericano, naturalmente- se sentó en su minitaburete frente al empresario y comenzó a trabajar en los zapatos de JK. Unos minutos después, en uno de los sillones situados junto al que JK ocupaba se sentó un caballero asíт­ mismo con un periódico en ristre y, también, de forma inmediata, un limpiabotas -también afroamericano- se dispuso a dar lustre sus zapatos.

Kennedy, aunque absorto en su periódico, percibió que ambos limpiabotas habíт­an entablado conversación, y, cuando oyó las palabras "acciones" y "valoración", se olvidó de la prensa y se centró en la charla de los limpiadores. En un momento de la misma, uno de ellos dijo: "Me han dicho que van ponerse a la venta acciones de una compañíт­a con mucho futuro, y voy a comprar", a lo que el otro respondió: "Y, ¿a qué se dedica esa compañíт­a?", y el primero, casi ofendido, dijo: "Y eso que importa, ¡seguro que suben!".

Momentos después, el limpiabotas que estaba atendiendo a Kennedy finalizó su trabajo, éste le pagó, entro en su despacho y descolgando el teléfono ordenó a sus agentes que se desprendiesen de todas sus inversiones mobiliarias. Díт­as después se produjo el crash del 29.

Para rematar el comentario, Joseph Kennedy añadió algo asíт­ como que ?si en un mundo tan complicado como el de las inversiones bursátiles los limpiabotas pueden introducirse y operar con normalidad, algo muy peligroso está sucediendo en ese mundo'.

Ahora Uds. deduzcan si la situación actual y la previa al crash son asimilables.

Santiago Niño Becerra. Catedrático de Estructura Económica. Facultad de Economíт­a IQS. Universidad Ramon Llull.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




[Volver]