La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

CHINA, UNA MINA DE ORO O UN CAMPO MINADO

Moisés Romero - Miercoles, 02 de Marzo

{mosimage}A medida que más contradictorios aparecen los indicadores económicos en el mundo y más precarias son las condiciones de empleo y la generación de nuevos puestos de trabajo, mayor es la atención de los observadores y expertos sobre la evolución de la economí­a y las finanzas en China. La deslocalización quedará ampliamente constatada el viernes, cuando se hagan públicas las cifras de empleo en Estados Unidos, un indicador que mantiene en vilo a los mercados los dí­as anteriores y que es altamente cotizado el dí­a de la publicación. Al mismo tiempo, aumentan las denuncias sobre la fragilidad del entramado bancario en China, con redes ilegales de bancos conviviendo con los oficiales. China no es una mina de oro, pero tampoco debe ser un campo minado.

Las últimas horas han destapado en diversos Medios de Comunicación la denuncia de la inestabilidad bancaria en China tras el descubrimiento por parte de las autoridades de que hay redes de bancos ilegales que financian modelos empresariales ciertos. Esta situación entronca con las grandes dificultades por las que atraviesan los tres grandes bancos estatales, principalmente en lo que respecta a su cartera de créditos irrecuperables. La media de los tres grandes bancos estatales chinos en este capí­tulo de relevancia especial es del 25%, un porcentaje en sí­ mismo excesivamente peligroso para la estabilidad del sistema financiero chino.

Hace un año en Davos se planteó la pregunta de si China era una mina de oro o más bien un campo minado. La conclusión, entonces, de los expertos fue que habí­a más razones a favor del optimismo que en contra. Doce meses después algunos consideran que hay que volver a guardar las formas y a examinar con detenimiento el desarrollo de los acontecimientos y de la evolución de la economí­a china. La virtud jesuí­tica está en el término medio y en China ni la economí­a es una mina de oro ni el campo está totalmente minado. Extremar la vigilancia serí­a, de este modo, la mejor forma de actuar, máxime en un momento de globalización creciente de la economí­a.

Conforme pasa el tiempo, los expertos recalcan que las bases principales del crecimiento económico en China han sido la facilidad en la concesión de créditos y una gran entrada de inversiones extranjeras. Ambos fenómenos, sin embargo, no son eternos. Lo normal y favorable serí­a que estas dos referencias fueran relevadas por una fuerte subida de la demanda interna. De momento en los últimos 10 años China nunca ha crecido menos del 7%, aunque sea a costa de mermar la capacidad de crecimiento y de empleo de otros paí­ses.

Las últimas cifras, en este sentido, señalan que un chino de Hong Kong trabaja 2.398 horas por año y un suizo de Zurich, 1.872, es decir, el 28% menos. El salario de ese mismo trabajador chino comparado por ejemplo, con un trabajador francés equivaldrí­a al 4% del galo. Son cifras que impresionan y que hacen apostar fuerte porque las principales multinacionales de EEUU y del resto del mundo van a acelerar sus programas de traslación de empleo hacia China.

En el estreno de marzo esta zona se convierte en referencia obligada, porque los resultados del primer trimestre de 2005 de importantes compañí­as cotizadas, van a beber en las fuentes de la deslocalización y de la exuberancia chinas. Los observadores más agudos sostienen la tesis de que la presión mediática y ambiental sobre el yuan volverá a crecer en los próximos meses. Por eso, lo mejor es que ni China sea una mina de oro ni un campo minado.

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




[Volver]