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¿Por qué caen las bolsas con el descenso del precio del crudo? Veámoslo con calma

José Luis Martínez Campuzano - Sabado, 12 de Diciembre

7892En primer lugar, tenemos claro que hay un problema de exceso de oferta y muchas dudas sobre las perspectivas de demanda a futuro. Por otro, también es evidente que hay falta de consenso entre la oferta (más allá de la OPEP) para reducir la oferta. Pero, ¿por qué el propio descenso de los precios no conlleva una caída rápida de la oferta que lleve los propios precios a niveles más altos? Piensen que el nivel de precios de equilibrio (sin prima de riesgo) debe estar más cerca de los 40 $ barril que de los 30 o de los 50 $. Pero, los 30 $ suponen una prima de riesgo negativa y los 50 $ la menor prima de riesgo de la historia reciente. Asimilado lo anterior (la anomalía de lo que ocurre en el mercado de crudo, quizás distorsionado por factores tan diversos como el apoyo público de las energías renovables o el abarato de costes a que lleva el desarrollo tecnológico en las energías alternativas a la fósil), la cuestión de fondo es si es positivo o negativo que los precios del crudo se mantengan bajos durante un largo periodo de tiempo. ¿Mi opinión? Todos perdemos con ello. Y las bolsas así lo consideran.

 

Claro que se benefician a corto plazo los países importadores de energía. Más renta disponible para las familias, menores costes para las empresas. Pero, al mismo tiempo, más incertidumbre a futuro con respecto a la futura oferta energética. Y más incertidumbre a corto plazo para las economías emergentes, uno de los principales riesgos en estos momentos. Además, sin olvidarnos de los riesgos de desinflación que se ven acentuados.

¿Conclusión? De nuevo, todos perdemos con los precios del crudo a la baja. Y creo que no debemos engañarnos ante el efecto temporal e ilusorio que supone un abaratamiento de la energía en estas condiciones. La distorsión de los mercados, más tarde o más temprano, nos pasa factura. ¿No lo ven así?.

Pero lo cierto es que la decepción derivada de los eventos fallidos de la semana pasada supone ahora un lastre complicado de superar, partiendo de la proximidad de final de año. En el caso del ECB, el mismo viernes ya leíamos una entrevista de Draghi dejando abierta la puerta a más medidas expansivas en el futuro si fuera preciso. Pero, en paralelo, algunos medios reportaban la dificultad que había tenido el Presidente del ECB por llevar a cabo un día antes medidas expansivas más agresivas. La misma fuente reportaba la prioridad de alcanzar un cierto consenso a la posibilidad de instrumentar medidas excesivamente expansivas. En definitiva, que todo iba muy rápido con respecto a las medidas expansivas a tomar para una parte del Consejo. Quizás tengan razón, aunque sigo pensando que perder la credibilidad del mercado es más relevante que equivocarse en exceso de las medidas expansivas. Veremos.

Y luego está la Fed. Sobre el mercado pesó la percepción que generó la Presidenta de la Fed a la hora de esperar demasiado para normalizar la política monetaria. Dejando en el aire que, quizás, más tarde habría que proceder de forma más drástica para alcanzar el objetivo de una política neutral. Sea la que sea.

Y por último, una vez más,  la OPEP.

¿Qué cómo estamos? Confusos. Y la incertidumbre siempre tiene un precio en los mercados, comenzando por su inestabilidad.

 A partir de ese momento todo se torna negativo: la inesperada caída de más de 88 bn. en las reservas del Banco Central de China en noviembre, el resultado de las elecciones regionales en Francia, las dudas que muestra de nuevo el Eurogrupo sobre Grecia y la advertencia lanzada sobre el nuevo Gobierno portugués a la hora de plantear el presupuesto....con sesgo negativo, todo tiene una lectura también negativa. Demasiado pesimista, en mi opinión.


José Luis Martínez Campuzano
Estratega de Citi en España




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