La Carta de la Bolsa La Carta de la Bolsa

“Si sólo invirtieras en aquellas empresas en las que el CEO escribe la memoria anual, no puedo pensar en una sola empresa que esto haya sido una mala inversión. Ni una”

Moisés Romero - Miercoles, 23 de Noviembre

¿Quién hace los discursos de los presidentes de las empresas, incluso los del Gobierno? Hay directores generales, que son meros floreros. Por eso, si el máximo responsable de una empresa no escribe lo que ve, lo que siente y lo que puede pasar, debe buscar escribientes y asesores de máximo nivel para que sus supuestas palabras no le jueguen una mala pasada. En términos de Bolsa, los asesores y jefes de gabinete o de Prensa, juegan hoy, como ayer, un papel importante respecto a lo que el mercado percibe de las empresas donde trabajan. Dicen que eso es comunicar, pero no lo es. Tomemos nota: "Hay muy pocas empresas en las que el director general escribe el informe anual. Leemos entre 300 y 400 informes al año. Si sólo invirtieras en aquellas empresas en las que el CEO escribe la memoria anual, no puedo pensar en una sola empresa que haya sido una mala inversión. Ni una". - Chris Davis. "Buffett y Munger también hablan de esto. Es parte de la debida diligencia (o investigación). En otras palabras, es su trabajo tratar de resolverlo", añade Tiho Brkan@TihoBrkan

Los sabios lo vienen advirtiendo desde años y los fondos activistas lo exigen cada vez más. Hay que ponerse el traje de franela, coger el maletín descolorido y gastar cada día un par de alpargatas en recorrer calles y caminos. Volver a casa, entrada la noche, con olor a fritanga. Menú de 6 euros en una cafetería, que cada vez apesta más. Ya en casa, hacer el recuento ¿Cuántos clientes he visitado? ¿Cuál es el potencial de ganancia? Imágenes de la postguerra, que, obviamente, tenemos que actualizar. El formato de hoy no es el de antaño. Hay, no obstante, un denominador común, que muy pocos han advertido (o se niegan a advertir): la pérdida acelerada del Estado de Bienestar. Eso nos exige y exigirá mayores esfuerzos y sacrificios. Una vuelta a un pasado peor, ¿Nos acostumbraremos?..."

Lo expuesto es parte de la reflexión que hizo un importante banquero español hace unos años, cuando el mundo estaba inmerso en la Madre de Todas las Crisis ante un número muy reducido de escuchantes. Como de joven viví en la España de las alpargatas, el traje de franela con olor a fritanga y maletín descolorido, he buscado referencias y artículos en esta dirección hasta toparme con el siguiente:

JAVIER HERNÁNDEZ ha escrito en La Provincia.es Diario de Las Palmas que “a la generación nacida al final de la Guerra Mundial en USA la llaman “Baby Boomers” porque vivieron una niñez con un desarrollo económico sin precedentes. A mi generación nacida al final de la Guerra Civil la podríamos llamar la “Fame Baby” porque vivimos la niñez de los terribles años 40’s, los años de la “fame” (hambre en asturiano)...”


“Somos una generación de alpargatas. Teníamos un par de botas para ir al colegio y un par de zapatos para los domingos ir a misa y al cine. Esos zapatos de los años 40 tenían algún componente de cartón por lo que cuando llovía a cántaros como pasaba en las Islas Canarias había que quitarlos y colgarlos del cuello y caminar descalzo…”

 La tecnología lo ha cambiado todo. Las redes sociales permiten a los CEOS la comunicación directa, que es la forma de "pisar la calle". Pero apenas ha comenzado este fenómeno.

twitter.com/moisesssromero @MoisesssRomero

Moisés Romero




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