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Alemania ha cometido un error histórico con Grecia

Carlos Montero - Viernes, 31 de Julio

En alguna ocasión les he comentado que la historia demostrará lo equivocada, poco profesional e inefectiva de la postura acreedora europea (principalmente alemana) en el tema griego. La imposición ortodoxia económica alemana, muy alejada de las teorías que se imponen en economías como EE.UU. o Reino Unido, ha sido un grave error que los griegos pagarán durante décadas. Es cierto que el origen de la situación helena es autóctono. Es duramente criticable la corrupción y la ineficacia de los sucesivos gobiernos del país que le han llevado a la peor crisis de su historia reciente. Pero también lo es que una vez en ese punto, se han tomado las medidas menos adecuadas para que el país salga de la crisis por la vía del crecimiento y el desarrollo. 

Jeffrey Sachs, profesor de la Universidad de Columbia y estudioso de las crisis del siglo XX, también lo cree así, y lo expone de forma brillante en un reciente artículo en The World Post. Publico las principales conclusiones de este extenso artículo en dos partes, la primera hoy viernes y la segunda el próximo lunes:

En todas las crisis, hay un desequilibrio inherente de poder entre acreedor y deudor. Por lo tanto, la gestión exitosa de las crisis depende de la sabiduría del acreedor. En este sentido, insto encarecidamente a Alemania a repensar su enfoque sobre Grecia.

Una crisis financiera es causada por el excesivo endeudamiento de un país, que por lo general, refleja una combinación de mala gestión por parte del país deudor, exceso de optimismo, corrupción y falta de criterio e incentivos débiles de los bancos acreedores. Grecia se ajusta a esa definición.


Grecia estaba muy endeudada cuando se unió a la zona euro en 2001, con una deuda pública en torno al 99 por ciento del PIB. Como nuevo miembro, sin embargo, Grecia fue capaz de pedir prestado fácilmente desde 2000 a 2008, y la relación deuda-PIB se elevó al 109 por ciento.

Cuando la prosperidad de un país depende de la afluencia continua de capitales, una parada repentina o reversión de los flujos financieros, desencadena una fuerte contracción. En Grecia, el crédito fácil se detuvo con la crisis financiera mundial de 2008. La economía se contrajo en un 18 por ciento desde 2008 a 2011, y el desempleo aumentó del 8 por ciento al 18 por ciento.

La causa más obvia era un gasto público más bajo, lo que redujo la demanda agregada. Los trabajadores del sector público perdieron sus puestos de trabajo y los proyectos de construcción se dejaron en punto muerto. A medida que los ingresos disminuyeron, otros sectores nacionales se derrumbaron.

Otro factor del colapso económico de Grecia es menos evidente: la contracción del crédito bancario. Como los bancos perdieron su acceso a las líneas de crédito interbancarias desde el extranjero, se restringieron los préstamos y se anularon los créditos pendientes. Los ahorradores nacionales también retiraron sus depósitos temiendo por la solvencia de los bancos, gracias en gran parte al ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble.

Al igual que la reducción de la demanda agregada, la contracción de los préstamos bancarios tuvo un efecto multiplicador, con una creciente fragilidad financiera que indujo a los depositantes y las instituciones financieras en el extranjero también a retirar los créditos y los depósitos de los bancos griegos.

En circunstancias normales, las economías superan una crisis de deuda mediante la reducción de los déficit públicos, desplazando la producción de las ventas nacionales a las exportaciones, y recapitalizando los bancos. Los ingresos excedentes del presupuesto y de las exportaciones, permiten a la economía cumplir con su deuda externa, mientras que la recapitalización bancaria renueva la expansión del crédito.

Si el impulso de las exportaciones es lo suficientemente grande y rápido, los beneficios que aportan compensan ​​en gran medida la disminución de la demanda interna, y la producción general se estabiliza o incluso vuelve al crecimiento.

España, Irlanda y Portugal fueron capaces de amortiguar sus depresiones post-2008 con un aumento en los ingresos por exportación. Cabe destacar que Grecia no pudo. De hecho, sus ingresos por exportaciones en 2013, 53 mil millones de euros, eran en realidad 3000 millones de euros menos que en 2008, incluso después de que la demanda interna se derrumbara.

Eso no es sorprendente por tres razones que explicaremos el próximo lunes.




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