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Crecimiento

Santiago Niño Becerra - Jueves, 05 de Mayo

Hace unos días recibí un mail:“Me llamo (nombre de persona) y actualmente soy estudiante de biotecnología en (nombre de un país europeo). No sé si recordará que hace un tiempo le envié un correo preguntándole sobre unos asuntos. Me gustaría en este mail plantearle una simple (o no tan simple) cuestión.

Siempre se habla de las bondades del crecimiento económico: "España ha crecido un 3% este último año", "la economía de la eurozona aumentó un 2% en el primer semestre", "países emergentes"... Yo me preguntó, ¿realmente la sociedad es consciente de que vivimos en un mundo finito? Y si es así, ¿debería ser una "buena noticia" el crecimiento económico?. Muchas gracias por su atención”

Mi respuesta:

“No, no lo es, y no lo es porque pensar eso es feo por las consecuencias que tiene, y los políticos no sacan el tema porque al ser un tema feo no da votos.

Nunca jamás en los últimos dos mil años (por no irnos más atrás) el crecimiento –aumento anual del número de millones que suma el PIB valorado a precios de mercado– fue como ha sido desde el fin de la II GM. Ello fue posible porque se supusieron dos cosas: 1) que la cantidad disponible de recursos era ilimitada, y 2) que el precio de esos recursos era prácticamente nulo. A partir de ahí se pudo emplear a casi toda la población activa para que produjese, consumiese, ahorrase, pagase impuestos y se reprodujese.

Cuando empezaron a no cumplirse los supuestos, cuando la tecnología fue ahorrando factores productivos, cuando el modelo de protección social (europeo) empezó a mostrarse insostenible, se puso en marcha la segunda fase: el endeudamiento creciente de todos con la intención de que fuese ad infinitum. Y hasta hoy, cuando también esa vía se ha agotado.

Estamos en un punto en el que el modelo pasado es inviable y otro se ha de poner en marcha, como sucedió en la Depresión, el problema radica en que ya no quedan, como entonces, supuestos a hacer y hoy hay un exceso de oferta monstruoso y una demanda a la baja en un entorno de recursos limitados y un muy frágil equilibrio medioambiental.

Se saldrá de esta con un nuevo modelo, pero pienso que se saldrá por abajo, con crecimientos del 'cero coma muy poco por ciento', una renta congelada, una desigualdad enorme entre 'los necesarios' y 'los otros', y un modelo de protección social reducido a una renta básica y poco más. Una situación de encefalograma plano en a que habrá que aprender a vivir de otra manera, una manera mucho más simple y mucho menos excitante”.

De otra manera, una manera mucho más simple y mucho menos excitante. Y eso es duro para quienes han vivido de otra manera; no tanto para quienes apenas han conocido otras cosas o no han conocido ninguna otra en absoluto.

@sninobecerra

Santiago Niño-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.




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